Los dos años de recesión que lleva la economía argentina, la colocan en una posición de desventaja a la hora de recuperarse tras la pandemia del coronavirus y la cuarentena total. Los economistas advierten que la recesión se va a profundizar significativamente en el corto plazo y que la magnitud del deterioro va a depender, esencialmente, de dos hechos: cuánto dure el aislamiento social y qué pase con la negociación de la deuda.
En el mediano plazo se espera que la política monetaria se vuelva más expansiva para mantener en funcionamiento de la cadena de pagos y para financiar el paquete fiscal. El riesgo, como siempre, es la inflación que puede llegar a descontrolarse aún más.
“Lo importante es tener un buen diagnóstico de la situación, que permita asignar los escasos recursos que tenemos de la manera más eficaz y eficiente posibles”, dice Nadin Argañaz, economista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).Según el analista, sobre la dinámica ya negativa que se arrastra por la recesión, se suma ahora la caída de actividad por la pandemia que puede trepar al 7%. “Con la caída adicional de la actividad se generará una caída de unidades productivas y de empleo. Por eso resulta clave asistir rápido y con la dosis necesaria al sector privado para que no se destruyan empresas y empleo”, advierte.
Desde la consultora Eco Go, Federico Furiase opina que “a diferencia de lo que se espera para economías como Estados Unidos o Europa, en la Argentina “será difícil pensar en una recuperación en “V” en una economía con alto grado de informalidad, mercado de capitales pequeño y munición limitada para financiar con emisión monetaria el aumento del déficit fiscal, en un contexto donde los mercados internacionales de capitales permanecerán cerrados por algún tiempo, aún en un escenario de negociación exitosa de la deuda”, dice al ser consultado sobre el tema.
Según Pablo Dragun, economista de la Unión Industrial (UIA), la recuperación va a ser fuerte pero el tema es qué sectores económicos van a sobrevivir. «Como país, la predicción nos excede porque dependerá de cómo se afecta EE UU y China, es decir del orden global”.
“No sabemos adónde van a ir los flujos financieros. Y queda pendiente la renegociación de la deuda. Hay paquetes de ayuda pero nosotros necesitamos mas”, dice el analista. E insiste en que lo más complicado será cómo tender un puente entre este tiempo en el que no se produce y el de volver a producir. Mientras se recompone la cadena de pagos y se controla que no caiga tanto la recaudación».
Para la consultora Ecolatina, en este escenario, el Gobierno tiene «poco poder de maniobra”. En un informe reciente, sus analistas recordaron: “Alberto Fernández anunció un plan que costará sólo 2% del PBI, de los cuales 1 p.p. se financiará con emisión y el punto restante, que serán préstamos a tasas bajas para adquirir capital de trabajo, se solventará con liberación de encajes de los bancos comerciales». En consecuencia, la respuesta oficial logrará atenuar la caída de la actividad, pero no revertirla, quedando muy lejos de los planes de los países desarrollados”, señaló.
En el mismo sentido, Gustavo Reyes, de la Fundación Mediterránea (IERAL), apunta: “a diferencia del resto del mundo, en el cual se espera para muchos países una rápida recuperación entre el tercer y cuarto trimestre del presente año (cuando finalice el ciclo del virus), en nuestro país la recuperación probablemente resultará bastante lenta”. Básicamente porque “los bajos niveles de inversión durante los últimos años, la falta de acceso al crédito internacional y la probable aceleración del proceso inflacionario claramente juegan en contra de una rápida normalización de la actividad económica una vez que concluya el ciclo del virus”.
Fuente: Clarín