Por Martín Faciano

Las tensiones en el peronismo comarcano han trascendido los límites provinciales y han llegado a los pasillos de la Casa Rosada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si bien los operadores presidenciales entienden que es lógico que en la relación entre Juan Manzur y Osvaldo Jaldo haya altibajos, también saben que el desenlace de las próximas elecciones legislativas nacionales son determinantes, tanto para el futuro del gobierno nacional como del gobierno provincial.

Por ese motivo consideran que en los comicios de 2021 no hay margen alguno para que ningún dirigente de peso quiera capitalizar políticamente la elección «jugando al quedo» o poniendo  el “freno de mano” en las estructuras territoriales del justicialismo provincial.

Aunque en el Albertismo, la figura del gobernador Juan Manzur tiene una cotización elevada y su lealtad hacia el Presidente Alberto Fernández es indiscutible, algunos monjes negros de Casa Rosada dan por descontado que habrá una fuerte injerencia del poder central en la confección de las listas con las que el peronismo local disputará las bancas de diputados y senadores que se pondrán en juego en el año próximo.

Pero a diferencia de los años anteriores, cuando durante el Cristinismo, los operadores de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, levantaban el teléfono para imponer el nombre de algún camporista en lugares salibles, en esta oportunidad el Albertismo planea hacer jugar su lapicera para neutralizar las tensiones internas y evitar que en Tucumán, en  los próximos comicios se produzca un ajuste de cuentas que termine por dinamitar al peronismo tucumano y le cueste bancas al Frente de Todos. Es por ello que desde los pasillos de Casa Rosada ya piensan en un candidato para encabezar la nómina de diputados nacionales: Osvaldo Jaldo.

Aunque todavía se trata de versiones recientes y proyecciones a mediano plazo, no es descabellado pensar  que el vicegobernador que encabezó la lista de candidatos a diputados del Frente Justicialista por Tucumán en 2017 pueda volver a tener la misma misión que tuvo años atrás cuando midió fuerzas con José Cano.

La jugada de pizarrón  parece controversial, porque por un lado cualquier dirigente que aspire a integrar la fórmula gubernamental en 2023 sabe que como paso previo y obligado tiene que poner la cara en los próximos comicios. “No hay 2023 sin 2021”, es la muletilla que se repite hasta el cansancio en las distintas  esferas dirigenciales. Sin embargo, lo cierto es que también, aunque el vicegobernador se ponga la 10 el año próximo, para el no hay garantías de que el mandatario provincial le firme el cheque en blanco para 2023.

Por eso también habrá que prestar atención a quien encabeza la terna de candidatos a senadores. Ahí el nombre de Pablo Yedlin se instala cada vez mas fuerte, tanto desde los rumores que surgen del círculo rojo como desde el sentido común de la política que indica que ese lugar estaría destinado a un manzurista puro. El hecho de que el nombre del ex ministro de Salud de la provincia también aparezca en carpeta como posible sucesor de Ginés Gonzalez García  en el homónimo ministerio a nivel nacional, pareciera haber habilitado a que algunos funcionarios empiecen a pensar o a pedir ocupar el primer lugar  en la nómina de senadores.  A algunos incluso, ya les dijeron que a esta se la quedan debiendo.

Claro que nada hace pensar que Jaldo pueda llegar a dejar de presidir la Legislatura de Tucumán para irse a ser un diputado nacional más en el Congreso de la Nación. Su participación electoral tendría sentido solo si Jaldo se involucrara en la campaña para repetir la performance de agosto de 2017 (superando a los 500 mil votos) y así evitar que se diluya su referencia política en el bienio siguiente. Eso significa que su eventual candidatura sería testimonial, como en 2017 cuando asumió (jurando, entre otras cosas, por el mejor gobernador de la historia de Tucumán, José Jorge Alperovich) y pidió licencia para volver a conducir la cámara parlamentaria local.

Si bien, solo  el Titular del Poder Legislativo sabrá si le seduce genuinamente, o no, la idea de comandar  nuevamente una batalla electoral intermedia, lo cierto es que llegado el momento, para Jaldo  la oferta será imposible de rechazar. Así, el tranqueño tendrá también la posibilidad de renovar sus votos de confianza con Manzur. Para ello deberá poner el pecho para, de paso, evitar y reducir las posibilidades que desde el  proceso electoral puedan emerger nuevas figuras capaces de eclipsarlo y colarse en la lucha por la sucesión de Juan Manzur.

Es ahí donde también entran a jugar los fantasmas del vice, porque sabe que hay un consenso implícito generalizado en las percepciones del peronismo local en relación a la idea de que en 2021  se hará una real encuesta electoral para posicionar (con los cabezas de la lista de candidatos a diputados y senadores)  lo que será la fórmula con la que el oficialismo provincial buscaría su continuidad post 2023, si es que no se reforma la Constitución provincial. Aunque todavía debe correr mucha agua, todo indica  que en las listas de 2021, para Jaldo será mejor estar adentro que afuera.

Mientras  tanto los tiempos de la pandemia se prolongan a la vez que se aproximan los tiempos electorales y desde el Gobierno Nacional no dejan de prestar atención a las realidades políticas de los territorios provinciales. Aunque hoy, estando (en teoría) a menos de un año de las PASO, parezca una locura hablar sobre una posible candidatura de Osvaldo Jaldo como cabeza de lista en la nómina de diputados, lo cierto es que en Casa Rosada ya hay quienes están pergeñando planes que incluyen al vicegobernador. Por lo menos en lo que respecta a 2021. Ahora, las elucubraciones se proyectan directamente en un solo sentido hacia diciembre de ese año: si el vicegobernador Jaldo debiera jurar como diputado, aunque luego pida licencia para volver a la Cámara ¿Por quien juraría esta vez en su asunción?

Dejanos tu comentario