Por Martín Faciano

Horas de ansiedad e impaciencia se viven en las filas del gobernador interino, Osvaldo Jaldo. Es que desde que llegó a ocupar interinamente el sillón de Lucas Córdoba, Jaldo todavía no ha nombrado a dirigentes de su riñón.

Quienes conocen el paño advierten que el reemplazo de Claudio Maley por Eugenio Agüero Gamboa en el ministerio de Seguridad de la provincia, ha sido una designación testimonial del tranqueño debido a que el nuevo ministro  proviene del riñón del Ministro Público Fiscal, Edmundo Jiménez. 

A su vez, señalan que la designación de Luis Medina Ruiz, como ministro para ocupar la cartera de Salud que conducía la diputada Rossana Chahla, ha sido un premio para que la minsitra que afrontó la pandemia pueda tener garantías de que en el recambio de la gestión no habrá acciones perjudiciales para el personal que la acompaño en la gestión y en la campaña.

Si bien las designaciones fueron formalmente realizadas por Jaldo, al gobernador interino no lo consideran el padre de las criaturas recientemente llegadas a los ministerios de Seguridad y Salud.

«Le dejaron una lapicera sin tinta», señala un referente territorial  jaldista para graficar la situación que impacta de lleno en la tropa que trabajó para que el pasado 12 de Septiembre, «Peronismo Verdadero» quedara al borde de los 200 mil votos.

Es que en las aspiraciones gubernamentales de Jaldo,  el caudal de sufragios recolectados en las PASO no es tan importante. «Jaldo no necesita 200 mil votos para ser gobernador, necesita solo 1: el de Juan Manzur», advierte un legislador que todavía mira de reojo los reacomodamientos poselectorales.

Las principales expectativas en las filas del jaldismo están puestas en las posibles designaciones de Marcelo Caponio y Gladys Medina al frente de espacios de jerarquía institucional en el ámbito del Poder Ejecutivo. Sin embargo, días atrás Jaldo expresó que ya no habría modificaciones en el gabinete en lo que resta del año.

No obstante, ayer hubo una designación menor que no fue pasada por alto. Fue el decreto en el cual se designó como Subsecretario de Prensa y Difusión de la Secretaría de Estado de  Comunicación Pública a Carlos Caorsi, un director que venía prestando funciones bajo la órbita de la actual Secretaria de Comunicación Pública,  Lic. Mariana Lucenti. El mensaje de esta designación es claro:  al menos hoy, no hay voluntad política del Jefe de Gabinete para que su vicegobernador ocupe las vacantes con tropa propia.

Aunque todavía no hay intención de conflicto entre los dirigentes y el mandato de unidad es acatado «a cara de perro» por muchos de ellos, el malestar por los reacomodamientos se hace incontenible entre algunos actores de las segundas líneas. Sin ir más lejos, por ejemplo, días atrás el legislador Daniel Deiana había anunciado la inminente restitución del código de descuento a la Mutualidad que el conduce. El anuncio del legislador mutualista fue entendido más como una acción para presionar a Jaldo, que como otra cosa. Por lo pronto, el decreto para restituir el código de descuento no apareció y, encima,  emperzaron a sobrevolar  rumores de intervención sobre la entidad mutual.

Así como Deiana, hay otros legisladores jaldistas que esperan «medidas reparatorias» que  les permitan resuolver las contenciones caídas en el ámbito del ministerio del Interior durante la interna. La contraparte en este proceso de encapsulamiento que experimentan la mayoría de los jaldistas, es el caso del intendente bandeño Darío Monteros, quien además de haber sido recibido por el Jefe de Gabinete en la Casa Rosada, podrá capitalizar la gestión de fondos para la construcción de los Tribunales del este, la Alcaidia y el edificio del Ministerio Pupilar de la Defensa.

Todavía resta esperar si durante el mes de Enero habrá modificaciones en el gabinete, de manera tal que se generen algunos espacios que puedan ser dispuestos por el gobernador interino para darle su impronta a la gestión y cumplir con las expectativas de quienes lo acompañaron en su cruzada.

La aprobación del presupuesto en la última sesión legislativa fue un gesto de tranquilidad institucional y política en la apuesta de paz que el peronismo tucumano hace mientras sobreactúa unidad, a la vez que los impacientes  esperan decretos que todavía no están hechos ni en borrador.

Mientras el tiempo transcurre, Juan Manzur hecha raíces en la Casa Rosada y nada hace pensar que pueda volver a retomar su función ejecutiva en la provincia. Los enrolados en el manzurismo han encontrado, mayoritariamente, un buen interlocutor en el mandatario provincial interino.

El 1 de Marzo del 2022 aparece como una fecha simbólicamente clave para empezar a vislumbrar el escenario que se configurará en el 2023. Las autopostulaciones y los lanzamientos de distintos candidatos ya han comenzado. Por el caso, el presidente del concejo deliberante capitalino, Fernando Juri, recorre el interior y la capital, como dejando en claro que puede ser tan candidato a gobernador como a intendente de San Miguel de Tucumán.

La imposibilidad constitucional de repetir mandato para gran parte de  los delegados comunales, concejales, legisladores e intendentes, obligará a un sector considerable de la clase política local a buscar nuevos horizontes e intentar dar saltos cualitativos. Todo esto promete un futuro de tensiones en cada rincón de la comarca. Solamente una reforma constitucional podría garantizar la tranquilidad de la dirigencia que no quiere quedar fuera de la foto en 2023. Para habilitar esa instancia, el oficialismo provincial reunificado en la cámara parlamentaria tiene los números. Solamente falta la decisión política de las máximas autoridades políticas de la provincia y partidarias, del Partido Justicialista.

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