Que no se prendan las pantallas sin la cara de Milei

Por Gabriel Torossi

Milei llegó a Tucumán, y lamentablemente, otra vez la violencia y las promesas que probablemente no sean cumplidas y ejecutadas, se robaron el paisaje de la última semana de campaña. 

Hay algo que me viene causando curiosidad, que va más allá de cualquier análisis del discurso y de porqué ciertos discursos de «extrema derecha» o «liberales» miden «bien».

Me quiero referir al «sujeto político», al militante que este candidato construyó o se construye en su relación con los medios de comunicación, y más específicamente, me refiero a la circulación y «viralización» del discurso liberal en redes sociales. 

Dejando de lado discusiones de qué entendemos por discursos liberales y haciendo recortes totalmente arbitrarios, cada época, cada democracia y cada sistema institucional estuvo impregnada y con un uso en “auge” si queremos decirlo así por un medio de comunicación. 

Si hablamos de los «old media», los ’30 y ’40 por la radio, y desde los 60 hasta los 90 por la tv. Peronismo, radicalismo, socialismo y cualquier expresión política supo adaptar sus «códigos lingüísticos» a un uso «masivo» de ese medio para llegar a las audiencias/posibles votantes. 

Y no hace falta hacer una historia de la comunicación o ser científico social. Basta con tratar de pensar cuales son los discursos de cada una de esas épocas, de esos candidatos y de esos funcionarios. 

Una Evita con sus discursos transmitidos por radio, o un Menem con spots televisivos con estética propia y disruptivas para una época. 

La eterna discusión de una mal llamada «#LeyDeMedios» y su trunca y nula aplicación nos debe y tiene que haber dejado algo positivo:

*Discutir los sistemas, distribuciones y circulaciones de los mensajes emitidos por algún medio de la manera más “democrática” posible, dividiendo al sector privado, público y visibilizando al sector de las organizaciones sin fines de lucro, ayudando a entender que lo que consumimos no nace de un repollo y su elección de aparición de ciertos temas en las agendas de medios no es para nada casual y mucho menos inocente.

Podríamos llegar a un consenso que en la praxis de la política o de poner a circular el discurso político se le sumó un concepto y una práctica/herramienta no acabada y poco investigada: la cibermilitancia. El uso de redes sociales en todas sus formas y lenguajes para intentar legitimar y militar una ideología, un discurso y una forma de entender la política.  

Esta cibermilitancia entendida que está sumergida en un mundo postbrodcasting, es decir en un mundo donde el ciudadano/militante/votante no sólo recibe mensajes del medio de comunicaciónal, sino que también interactúa, produce, emite y hasta casi que recibe una respuesta inmediata. Y si hablamos de redes sociales, todo eso se da en una gran comunidad interconectada, con lenguajes y códigos propios (léase también las particularidades de cada red social). 

Luego de las primeras elecciones provinciales en el país y los primeros números del desempeño electoral del  partido Libertad Avanza, lo que los medios instalan, las consultoras instalan o las mismas redes sociales impulsan en la circulación algorítmica no coinciden con la realidad cuantitativa de los votos obtenidos. 

Más sencillamente quiero expresar que al final el peluca Milei no «mide» lo que los medios de comunicación y las redes sociales intentan «imponer» o hacernos creer. Hasta el momento eso es lo que pasó en las provincias, y son datos no menores y que las fuerzas políticas adversarias no deben subestimar.

No estoy queriendo decir que esto no es síntoma de los fracasos discursivos del #FdT con las anémicas candidaturas  y retóricas totalmente alejadas de los problemas sociales, inseguridad e inflación, o los manotazos de ahogado de una Bullrich de #JxC queriendo liberalizar su discurso con el más rancio punitivismo, hasta en una cuestión apresurada y poco clara. 

Partiendo de esto, cómo es posible que la agenda liberal y sus discursos sean agenda temática diaria en los medios masivos y en las redes sociales? También respondiendo que esto ya no es solo tarea de los cibermilitantes, de sus adeptos y fanáticos. 

De los old media ya sabemos porqué, y es ya casi natural entender que en este periodismo de guerra que vivimos lo que emiten los canales o las radios no son discursos libres e independientes y que responden meramente a intereses económicos. 

Pero problematizar la «viralización» de ciertas retóricas en redes sociales nos abre la puerta a una discusión mucho más amplia y que nadie puede hablar desde la certeza y la prueba empírica: estoy hablando de cómo son y cómo funcionan los «algoritmos» en las redes, y qué es lo que termina de definir qué es «viral» y qué no lo es. Intentando ir más allá del concepto de interactividad, engagement y comunidades digitales.

Curiosamente, Hernán Luciani, un generador de contenido tucumano y cibermilitante de las ideas del partido libertario, define a la práctica de esta cibermilitancia, la enuncia con sus puestas en práctica con sus declaraciones «el peluca te copa las calles y las redes» cito: https://vm.tiktok.com/ZMYo3rRd1/

@hernanlucianiok #milei #mileipresidente #milei2023 #javiermilei #argentina #crisisargentina #paso2023 #albertofernandez #tucuman ♬ Epic Emotional – AShamaluevMusic

Luego en otro video afirma «en mayo necesitamos que la gente esté furiosa», «los que hacen contenido del peluca, se acabó eso de ir al colegio, tiene que haber propuestas, quilombo, videos graciosos y que no se pueda abrir una pantalla sin que aparezca contenido de Milei». Cito https://vm.tiktok.com/ZMYoTnQYB/

 

@hernanlucianiok #milei #mileipresidente #milei2023 #javiermilei #argentina #crisisargentina #paso2023 ♬ sonido original – Hernan Luciani

Más clarito que el agua no viene. Pero no voy a discutir esto, el contenido del discurso, más bien intento discutir su circulación en el sistema mediático y digital, en el contexto agudizado por una crisis económica y la lógica de los algoritmos de las redes sociales poca veces discutido y nulamente problematizado por los Estados Nación. 

Curiosamente en el último debate de candidatos a intendente organizado por un medio de comunicación privado y de gran alcance en la provincia como La Gaceta, formulaba una de sus preguntas sobre el «achicamiento del estado municipal» y qué se haría o cómo se haría. Lejos de causarme estupor o dudas de porqué el medio masivo de la provincia hacía esa pregunta, claramente se me hacía visible la premisa de la que parte: es necesario achicar el estado, el gasto público. Pero en la discusión profunda ese medio tiene las de ganar ya que es un medio privado, donde la clase política elige participar conscientemente y formar parte de ese juego que lejos está de formular preguntas objetivas. Y no tiene vergüenza en mostrarlo y sintetizar al ciclo como un «aporte a la democracia». 

Ahora bien, en redes sociales, nadie habla del flujo de los mensajes, de los discursos de los ejes temáticos, de porqué esos discursos liberales parecieran circular más que otros. 

Es menester pensar en estos momentos cuáles son los dispositivos, las plataformas y los ecosistemas que sostienen los discursos, lo hacen circular y maximizan o minimizan. Es tratar de ver cómo sostienen un imperio, lo glorifican y lo permiten reproducir  teñidamente de inocencia y «objetividad».

Una democracia erosionada con debates poco claros y pocos profundos, en la era de las historias y tiktoks de políticos en 15 segundos, es lo que ahora intento poner en debate, algo que para los Estados parece muy lejano. Los algoritmos en el sostén de estos imperios discursivos globales y hasta con traducciones locales. 

Harold Innis lejos de estar desactualizado nos invita a pensar una vez más y a renovar como ciertos discursos sobreviven a través del tiempo: 

Innis sostiene que los imperios sobreviven gracias a la habilidad que tienen para manejar las peculiaridades de los medios basados en el tiempo y de los basados en el espacio. La radio volvió a poner en el tiempo el acento de la comunicación (Innis, 1972) planteó así una vez a imperios y naciones enormes problemas de manejo. Se puede decir que la televisión fortaleció esa tendencia como lo demostraron algunos acontecimientos recientes en los cuales la televisión pareció haber sido un factor auxiliar importante: el derrumbe del comunismo.

Para finalizar pregunto y me pregunto ¿Cuáles son los nuevos imperios que se intenta derrumbar? O más preciso ¿Cuáles son las herramientas y técnicas usadas por las redes sociales para derrumbar imperios discursivos y legitimar otros?

Es posible que el efecto postbrodcasting termine embrionando nuevos totalitarismos discursivos envueltos en respuestas de interactividad y engagement. Entendiendo que a cuanta mayor actividad e interactividad entre usuarios haya en tu red social, mayor será la viralización de tu mensaje.

El algoritmo y su funcionamiento para nada democratizado y entendido, podría ser un componente más del tan llamado en el lenguaje político “poder real” que se retroalimenta y disputa con la política su desenvolvimiento natural: la lucha por el poder total.

Raymond Williams, desmantelaba cómo funcionaba ese “flujo televisivo”, esa publicidad constante y mágica de la caja que entraba en los hogares. Pero hoy ¿quién nos habla de los algoritmos, de su funcionamiento, de su alimentación?
Para una democracia erosionada, pero tambien digitalizada. 

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