El exjefe de Policía Jorge Racedo, uno de los imputados en el juicio por la sedición policial de 2013 que comenzó esta semana y que se presume que se extenderá por varios meses, continuó su declaración en la segunda jornada de declaraciones. Racedo insistió sobre las responsabilidades políticas de aquellos días, especialmente del por entonces gobernador, José Alperovich.

Racedo declaró que el gobernador le informó que la paritara policial quedaría para el final de las rondas de negociaciones, algo que es habitual en los tratos que tiene el Estado con sus empleados (suele comenzarse con los docentes y finalizar con la Policía y el Servicio Penitenciario). Según el excomisario, el exgobernador consideraba que la situación era tranquila en la provincia y que pedía que «no le hinchemos los huevos a los changos», algo que ratificó el minstro de Seguridad, Jorge Gassenbauer. Cuando el clima comenzó a espesarse, Alperovich le dijo a Racedo: “El aumento lo doy yo, que dejen de romper las pelotas los ‘canas’».

El tono del exgobernador, de minimizar la situación a pesar de que era evidente que iba en escalada, se mantuvo en pleno conflicto. Racedo cuenta que pidió convocar a la fuerza policial para disuadir a los insubordinados, Alperovich le dijo «dejá de romperles las bolas a los changos con un retén». Este desinterés tal vez explica la demora en gestionar la llegada de fuerzas federales, tarea que había quedado reservada para el exfiscal de Estado Jorge Posse Ponessa. «Llegaron menos de 100 (gendarmes) el martes 10, cuando los efectivos ya habían llegado a un acuerdo”, detalló Racedo.

Curiosamente, cuando fue consultado sobre el acompañamiento o el abandono del Poder Ejecutivo a la plana mayor de la Policía, Racedo dio una declaración que parece ir a contramano de lo declarado anteriormente: «Nunca estuve solo», aseguró ante la Justicia.

Los sublevados y los cómplices

Algo que quedó claro en la primera declaración de Racedo y que fue ratificado en la segunda audiencia, es la complicidad de un sector no menor de la Policía para con quienes protagonizaron el acuartelamiento. Según el declarante, eran alrededor de 200 los sublevados, que contaban con «patotas de entre 15 y 20 policías de civil» que «recorrían las calles buscando los móviles del 911 para sacarlos de servicio», y que intentaron apoderarse de la Subjefatura estando «armados, alcoholizados y muy violentos»Esos 200 policías eran apenas el 4% de la fuerza policial. ¿Cómo lograron paralizar el servicio policial en la provincia 200 policías borrachos que eran una porción muy minoritaria?

De los dichos de Racedo en el juicio, se desprende que gran parte de la Policía fue cómplice por omisión de los sublevados. “No todo el personal se plegó a la huelga, pero tampoco colaboraban con los oficiales que estaban haciendo recorridos en las calles», afirmó el excomisario, que agregó: «Muchos de ellos hicieron la planchita, que era mantenerse al margen para buscar provecho”. Ese «provecho», puede interpretarse, fue gozar del 35% de aumento que concedió Alperovich para desactivar una situación que sumió a los tucumanos en el terror y dejó varios muertos en la provincia.

Fuente: El Tucumano

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