Por Marcelo Aguaysol para La Gaceta
En el peronismo nada es sencillo. Ni siquiera la preparación del acto de cierre de campaña. Todo se hace entre algodones, para no herir susceptibilidades. El vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, espera al jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, para compartir el acto convocado para este jueves, desde las 19, en el estadio del Club Atlético Concepción, en Banda del Río Salí.
La logística es seguida al dedillo por los organizadores de la convocatoria. El intendente bandeño, Darío Monteros, y el ministro del Interior, Miguel Acevedo, son dos de las cabezas visibles del último movimiento electoral que hará el oficialista Frente de Todos antes del veredicto electoral del domingo.
«El escenario no se cambia», habría dicho Jaldo al trascender la posibilidad de que se recurran a ámbitos más afines al manzurismo. Independientemente del color interno, la idea de sostener las tonalidades propias del justicialismo no pesa entre los dos conductores partidarios. No habrá movimientos que impliquen alentar viejas rispideces. En realidad, aquellas que han quedado como vestigios de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) porque, por más que se niegue públicamente, hay heridas que siguen abiertas. Pero esa historia puede llegar a reeditarse tras los comicios del domingo.
Con aforo y sin aforo, con militante del Este provincial y de otras secciones electorales de la provincia, el oficialismo garantiza que la cancha estará llena de voluntades que irán a votar el domingo por Rossana Chahla y Agustín Fernández (cabezas de lista para diputados) y por Pablo Yedlin y Sandra Mendoza (los postulantes para el Senado).
¿Puede modificarse el resultado de las PASO? Para el oficialismo, ese es el resultado ideal. Sus referentes consideran que, en la previa, todo hace indicar que están en esa senda, tal vez dos puntos abajo o dos arriba, admitiendo un margen de error. En las internas, ambas listas del oficialismo habían obtenido el 49% de los sufragios.
Otro interrogante que se plantea el peronismo: ¿Cuál es la razón que lleva a Manzur a viajar a Tucumán, en medio del cierre de campaña a nivel nacional? La escala del gobernador en uso de licencia en la Casa Rosada se explica por el apoyo electoral que el médico sanitarista tiene en su distrito. No todos los mandatarios provinciales pueden exhibir ese porcentaje en medio de una ola amarilla electoral. Manzur necesita revalidar el título para quedarse en Buenos Aires, sea como jefe de Gabinete de la Nación o como potencial senador nacional. Es lo previsible dentro del imprevisible escenario nacional. El tucumano integra la mesa chica del poder político, independientemente de la debilidad de la figura presidencial. Según sus allegados, la campaña nacional ya está estructurada y, por ende, no hay inconvenientes de que el jefe de Gabinete realice un vuelo relámpago hacia su provincia. Aún más, el domingo tendría que volver a votar.
Pero en Buenos Aires las papas queman y Manzur está en medio de esa vorágine política que ha sumido al oficialismo en una impensada tormenta institucional. Su protagonismo ha ido decreciendo en la medida que los problemas se reproducían. Aún así, Manzur mantiene la impronta de manejar el «tablero de control» del gabinete. Como dijo el analista político Carlos Fara, «Super-Manzur», por ahora, está más cerca de Clark Kent, ya que no termina de ponerse el traje de superhéroe que necesitaba la historieta que escribe el oficialismo gobernante en la Argentina.
¿Qué gana Jaldo con la visita de Manzur? La fortaleza del gobernador en uso de licencia será también la de su compañero de fórmula. Jaldo ha tomado una serie de medidas acordadas con Manzur, pero requiere del apoyo político de esa franja del Partido Justicialista (PJ) que todavía no es afín a su gestión. De una u otra forma, un triunfo electoral contundente el domingo le dará al vicegobernador un margen mayor de maniobra para imprimirle su propio ritmo a la administración de Gobierno. Está claro que Jaldo también necesita certezas en ese mar de incertidumbre llamado Argentina. Por ahora, el presidente de la Legislatura ha convertido a Tucumán en una suerte de isla. Entre otras medidas, ha apostado a reforzar la seguridad, a darle previsibilidad al pago de sueldos y a arrancar un esquema de vacunación de dosis complementarias contra la Covid-19, una medida que no ha caído del todo bien en el Ministerio de Salud de la Nación, que preveía ese esquema para el mes que viene. Más allá de todo eso, la suerte de Tucumán está atada a la del país, así como la de Jaldo a la de Manzur.