Por Martín Faciano

Mientras se acerca la fecha de los comicios provinciales, la dirigencia transita sus días en medio de una total incertidumbre política. Si bien las fórmulas gubernamentales ya se han dado a conocer públicamente, el desconcierto que a nivel nacional experimenta el peronismo, pareciera tener su correlato en la provincia.  Es que tanto la posible candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner como su potencial renunciamiento y posterior involucramiento en un armado nacional, terminan generando una importante desmovilización en todos los actores que hoy todavía consideran saludable permanecer en esa zona de confort que termina representando el terreno de la especulación.

Algo similar sucede con la coalición macrista. Mientras influyentes dirigentes de la UCR a nivel nacional amenazan con dinamitar Cambiemos si no consiguen colar un vicepresidente en la fórmula, en varias jurisdicciones provinciales los correligionarios llegan con internas irresueltas a disputar sus comicios comarcanos. Es el caso de Tucumán, donde parece haberse cumplido el ciclo de José Cano como principal referente opositor. Ahora, con Silvia Elías de Pérez a la cabeza de la oposición provincial, tanto en el centenario partido como en el PRO, aparecen dirigentes cautos que juzgan necesario no derramar su propia sangre en la revolución de los corazones que promueve la senadora nacional.

Entre la confianza y el triunfalismo

En el seno del Frente Justicialista por Tucumán (el nombre que Juan Manzur y Osvaldo Jaldo eligieron en 2017 para jubilar al Frente para la Victoria), hay una mayoría absoluta de dirigentes y funcionarios que promueven un soberbio clima triunfalista. El exceso de confianza en las estructuras territoriales del peronismo implica para el oficialismo provincial  una peligrosa subestimación al electorado independiente y a la figura del exgobernador José Alperovich.

Desde la vereda de enfrente, algunos voceros del Frente Hacemos Tucumán, incurren en un error similar: dan por descontado que en los comicios se impondrá el ex mandamás, y advierten, sin ningún tipo de humildad, que en la política no hay sorpresas, sino sorprendido.
¿Pasará lo mismo en las elecciones del 9 de junio? En todo caso, lo que estaría en discusión es justamente ¿Quiénes serán los sorprendidos?.

Entre la desconfianza y las sospechas de traición

Además del cierre de la fórmula gubernamental que postulará el Frente Vamos Tucumán, el armado de listas en el macrismo provincial viene dejando un  tendal de heridos del que nadie pareciera querer hacerse cargo. Por eso,  en la casona de la calle Catamarca no se descarta que el próximo 9 de Junio haya correligionarios que opten por “la economía de fuerzas”, o por sufragar en favor de la “Evolución por la Democracia Social”, que impulsa el legislador candidato a gobernador, Ariel García.

Un poco más áspera se torna la desconfianza en las filas del Partido Justicialista, donde en las últimas semanas, la lupa pejotista se ha posado sobre el presidente del Concejo Deliberante capitalino. Si bien, Roque Armando “Cacho” Cortalezzi, viene mostrándose encuadrado en la tropa manzurjaldista, los rumores que vaticinan su inminente incorporación al frente alperovichista, ponen en alerta al resto de la dirigencia y a los comisarios políticos del FJpT, quienes hoy aseguran que no se producirá ningún desbande.

La tensión resultante de esta situación es, en parte, por mérito de los satélites alperovichistas, quienes a viva voz vienen fantaseando con una traición dirigencial colectiva, que se consumaría por debajo de la mesa, en los días previos al comicio, y que catapultaría nuevamente al ex dirigente radical al lugar del que pareciera nunca haberse querido ir: el sillón de Lucas Córdoba. Sin embargo,  el internismo territorial exacerbado y algunos errores de conducción de  la cúpula oficialista, han terminado por contribuir al enrarecimiento de un clima que se clarificará solo cuando se terminen de cerrar  las listas y de abrir los grifos.

Pero el espacio del exgobernador tampoco está exento de paranoiqueadas, y las teorías conspirativas que circulan por lo bajo se han robustecido con la designación de Beatriz Mirkin como compañera de fórmula de José Alperovich. Por eso, la idea de que el exgobernador no está armando como para salir a ganar el próximo 9 de junio, ha empezado a prender entre el conjunto de dirigentes que consideran que la actual pelea entre los ex socios políticos terminará por resolverse, recién, en el 2023.

En este contexto es que se entiende que en todos los frentes, haya más cabezas pensando en función de lo que se proyecta para el 10 de junio, cuando la distribución de intendencias, bancas legislativas, concejalías y comunas, terminen mostrando como quedará reagrupada cada línea interna de las distintas fuerzas políticas. ¿Cambiará algo o se mantendrá el status quo?.

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