Por Martín Faciano

El concejal José Luis Coronel es una de las pocas nuevas figuras que han surgido en el peronismo capitalino. De extracción gremial (con una larga militancia sindical en ATSA) y con un fuerte trabajo territorial,  Coronel ha emergido como un genuino dirigente de base que ha logrado dar un salto a la política real tras haber participado activamente en las últimas elecciones provinciales.

El camino de Coronel, es un trayecto que parece imposible de hacerse en el marco de un sistema político absolutamente mercantilizado. Mucho más en el peronismo, donde prevalecen el peso de las estructuras y donde, desde hace un largo tiempo, el acceso a las bancas viene siendo  mayoritariamente  patrimonio de una dirigencia más abocada a dar las disputas por el manejo de las cajas y las proveedurías del Estado que interesada en  atender  las  problemáticas y necesidades  de la gente. O por lo menos de sus votantes.

Seguramente, cuando Coronel era apenas un simple ordenanza en la Casa Central del SiProSa;  cuando «le servía el café a Manzur» (como cuentan sus compañeros ), jamás se hubiera imaginado que hoy sería un representante del pueblo con tamañas responsabilidades. Tampoco se habría proyectado siendo además el hombre de confianza del gobernador. Mucho menos en  un recinto con muchos caciques donde un histórico del peronismo como Fernando Juri ejerce la Presidencia del Concejo, y donde además el bloque oficialista tiene otro jefe político formal: Ernesto Nagle.

Luego de haberse ganado su banca como candidato del  acople oficialista «Frente Solidario Laborista», Coronel ha pisado el acelerador  con el objeto de apuntalar su  propia construcción. Así, desde la gestión institucional, ha decidido integrar dos comisiones permanentes en el edificio de San Martín y Monteagudo: Transporte y Tránsito (la cual preside) y Salud, Adicciones en General, Discapacidad, Acción Social y Medio Ambiente (ejerciendo la vicepresidencia).

Sin embargo, quizás la acción política, social y territorial más importante que Coronel viene encarando es la construcción de un Comedor Comunitario en «La Bombilla». O mejor dicho, en el Bº Juan XXIII.

Allí, junto al diputado nacional Carlos Cisneros vienen trabajando de manera conjunta en la construcción de un espacio comunitario de 300 metros cuadrados, en el cual se  aspira a garantizar el alimento, la educación y el esparcimiento de más de 120 vecinos y vecinas. Dado el abandono y la escasa cantidad de recursos destinados desde las distintas gestiones hacia este barrio históricamente postergado, la obra  que ya lleva un importante nivel de avance será, sin duda alguna, una de las inversiones mas importantes realizadas allí durante muchos muchos años.

Hay además también un lugar clave  en el derrotero de Coronel: el Departamento Operativo de Móviles del Siprosa. Un área que  quedó en sus manos cuando Oscar «El Tonga» Heredia, un dirigente del Circuito 15, se fue a buscar nuevos horizontes políticos en el Alfarismo. Así, bajo la administración de «El negro» Coronel, el taller de reparación de  vehículos del ministerio de Salud empezó a transitar una reconversión productiva sin precedentes. Bajó su órbita, se montaron diversos talleres y se comenzaron a fabricar sillas de ruedas, camillas, férulas, muletas, colchones, módulos habitacionales para pacientes del Siprosa montándose además un Banco de pelucas para pacientes oncológicos.

Con apenas menos de un año de gestión en el Concejo Deliberante, Coronel apuesta a seguir construyendo su estructura política expandiéndose más allá de los circuitos donde lleva adelante su trabajo territorial y social. Como militante de base,  Coronel seguramente conoce ese refrán que dice que en política lo difícil no es llegar, sino mantenerse. A lo mejor, quizás Coronel siente que todavía no llegó a ningún lado.

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