Por Martín Faciano

Los rumores sobre una posible denuncia por presunto abuso sexual contra el exgobernador y actual senador nacional José Alperovich, empezaron a  convulsionar el universo periodístico y político apenas culminaron las elecciones provinciales. Más precisamente cuando los legisladores  del Frente Hacemos Tucumán, Dante Loza y Armando Cortalezzi, junto al concejal capitalino electo por el mismo espacio, David Mizrhai, se empezaron a mostrar cada vez mas cercanos  a la dupla gobernante  que el pasado 9 de junio logró su reelección.

Si bien al comienzo todo hacía suponer que se trataba de una “operación político mediática”, luego sucedieron algunos eventos que abonaron parcialmente la versión circulante.  Primero fue en el entorno alperovichista, donde el rumor se hizo algo un tanto más concreto: se puso al tanto a los militantes alperovichistas que prontamente la situación se haría pública a través de una escandalosa denuncia.

En esa instancia, que fueron las típicas reuniones cerradas donde por temor a filtraciones los participantes deben dejar sus celulares en una bolsa, se anticipó parte de la estrategia que hoy se emplea para defender al parlamentario nacional ante tamaña acusación: desmentir sistemática y enfáticamente. Lo que quizás nadie del entorno alperovichista se esperaba era que el exgobernador pasara a la ofensiva atacando a su denunciante, como lo hizo hoy Alperovich a través de sus redes sociales, difundiendo incluso la identidad de su sobrina.

Así fue que con el transcurrir del segundo semestre, los murmullos, el boca en boca y las  discretas consultas en la Fiscalía Especializada en Delitos Contra la Integridad Sexual, a cargo de María del Carmen Reuter, fueron in crescendo. Si bien en diversas oportunidades, desde la Fiscalía a cargo de Reuter aseguraron informalmente que no existían denuncias al respecto, las versiones que advertían que los supuestos delitos sexuales  podrían haberse cometido  en otra jurisdicción pusieron la lupa del periodismo y la dirigencia en Comodoro Py.

A su vez, también surgían versiones que negaban la posible  concreción de las denuncias, minimizando la gravedad de las acusaciones y alegando también que todo quedaría en la nada. En ese sentido las explicaciones aseguraban que «seguramente la víctima terminaría acordando con su victimario», o que   «optaría  por callar para no involucrar a nadie más»

Sin embargo mientras parecía que todo empezaba a diluirse, a comienzos de Octubre  el rumor volvería a tomar cuerpo cuando el padre de la víctima subió a sus redes un mensaje en clave de advertencia: “No toques a mis hijos. Corto y claro: ¡Nos transformamos en letales!”. El posteo en Facebook sería ilustrado con una fotografía de una remera personalizada en la cual se infiere una referencia paternalista a “Ley del Talión” en clave de justicia por mano propia. “Mi hija es mi bebé de hoy, de mañana y de siempre. Le hacés daño y te haré daño. Me da igual que tenga 1 Día o 50 años. La defenderé y protegeré toda mi vida”.

Finalmente, casi 3 meses después de aquella publicación,  las denuncias  se concretaron tanto en los Tribunales penales de Tucumán como en Buenos Aires, en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM). Por ahora, más allá de la explosión mediática y de los pronunciamientos  de los colectivos feministas y juveniles, el grueso de la dirigencia política (incluso de oposición denunciadora) guarda un silencio excesivo que si no se parece mucho a la complicidad se asemeja bastante al corporativismo de las castas.

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