La propuesta del municipio capitalino de restringir el ingreso de colectivos interurbanos al microcentro generó reacciones enfrentadas. La intendenta Rossana Chahla anticipó que solo las líneas urbanas podrían ingresar al casco histórico, mientras que las rurales dejarían a los pasajeros en las cuatro avenidas, con posibilidad de transbordo en el mismo boleto.
Desde el sector empresarial, Jorge Berretta (AETAT) calificó la medida como “discriminatoria” y perjudicial para los usuarios del Gran San Miguel. En el Concejo, el radical Leandro Argañaraz advirtió que la medida podría incentivar aún más el uso de vehículos particulares.
En contraste, el empresario Miguel Mitre apoyó la idea y la calificó de “necesaria y lógica” ante el colapso del tránsito en el centro. Propuso reducir recorridos extensos y reorganizar el sistema con sentido común.
El debate sigue abierto y desde el municipio se insiste en que el objetivo es mejorar la movilidad, desalentar el uso del auto y hacer más eficiente el transporte público.