Por Martín Faciano
Más allá de la excusa institucional pertinente, la visita a Tucumán del ministro de Economía, Luis “Toto”Caputo, puso en evidencia que la conducción nacional de La Libertad Avanza aspira a conseguir, por lo menos en esta jurisdicción, un diputado «propio» y «puro» en los próximos comicios de Octubre.
Ya no basta con las reiteradas pruebas de amor que brindan los diputados aliados del “Bloque Independencia”: los libertarios quieren fieles leones de paladar negro en el Congreso. El objetivo de mínima en el lado de las “fuerzas del cielo” es obtener, como piso, una banca propia. Sin embargo, con el optimismo reinante, por momentos, consideran que hasta pueden hacerse de 2 escaños e incluso imponerse en el escrutinio. Por ese motivo, “Toto” vino a ponerle una fichita al armado que podría encabezar el desarraigado tucumano, Lisandro Catalán.
Sin embargo, cabe aclarar que Catalán, el oriundo de Tucumán (y ex funcionario nacional durante el gobierno de Alberto Fernández), podría ser desplazado en el orden de la nómina por la figura de Manuel Guisone, un joven liberal tucumano que aunque no tenga mucho nivel de conocimiento, tiene un capital político más cimentado que el viceministro de Interior. Es que Guisone, aparte de ser uno de los referentes de la Fundación Federalismo y Libertad, tiene línea directa con el presidente Javier Milei, lo cual es una ventaja comparativa sobre un Catalán que desde el inicio del gobierno libertario está a “tiro de decreto”, debido a que permanece bajo la órbita y ¿los calzones? del ministro Guillermo Francos.
El armado de LLA es algo que el gobernador Osvaldo Jaldo mira con atención. No solo porque Jaldo necesita validar sus pergaminos de “conductor del Peronismo” y gobernador de los “600 mil votos”, sino porque también le interesa saber a que candidato del gobierno nacional enfrentará en su terruño si finalmente termina por postularse como cabeza de lista en lo que sería su cuarta testimonial consecutiva en el marco de las elecciones de medio término. Hablamos de que Jaldo fue candidato testimonial en 2013,2017, 2021 y ahora, casi un hecho que en 2025, también.
El mandatario provincial, que más que por una gestión deslumbrante sostiene la gobernabilidad fundamentalmente gracias a la imagen positiva consolidada desde su reinvención como mandatario “dialoguista” y “ajustador”, sigue apostando a sostener una gobernabilidad sin sobresaltos. Por eso quizás se explica la incorporación del PJS de Germán Alfaro al frente electoral «Primero Tucumán»; la permanencia del burocratizado ex piquetero Federico Masso en Desarrollo Social; y la cooptación de dirigentes del radicalismo que Jaldo hizo al asumir luego de conseguir una contundente e histórica victoria electoral con el PJ encolumnado. Todo, claro, en nombre de la democracia, el consenso y la tan ansiada paz social.
Pero aunque se diga que «faltan mucho para las elecciones» y no quieran dar precisiones sobre el armado, las candidaturas y las negociaciones hay algo claro sobre la próxima elección y es la hegemónica concepción provincialista que hay en Casa de Gobierno (con el mandatario a la cabeza) respecto del próximo comicio sobre el cual la mayoría de los funcionarios aseveran que, en Octubre, lo que se plebiscitará es la gestión provincial y no la nacional.
Esto último aparece como un error conceptual si se tiene en cuenta que hasta el Presidente Milei se involucró en la campaña de Manuel Adorni (el triunfante edil electo en CABA); como una expresión de deseo del oficialismo provincial, o como una forzosa justificación estructurada exclusivamente para convalidar la eventual candidatura testimonial de Jaldo.
Quizás hasta el reciente anuncio de la candidatura bonaerense de Cristina Fernández de Kirchner, trajo un poco de alivio y puso en pausa las especulaciones que llegaban hasta Casa de Gobierno, en relación a la posible llegada de CFK a estas tierras para impulsar a su potencial candidato, Javier Noguera.
De la misma manera, las declaraciones del reaparecido Juan Manzur, en su faceta de militante de la unidad, sirvieron para relajar al menos momentaneamente, las tensiones que se venían dando desde que la facción atimileísta comenzó a discutir el rol que deben tener los diputados tucumanos que lleguen al Congreso levantando las banderas del peronismo.
Con el cronograma electoral en curso y con el frente «Primero Tucumán» ya inscripto, Jaldo formalizó la apertura de la temporada de discusión electoral. Mientras los pedidos de unidad se corean a viva voz, resta ver como transcurren y culminan las negociaciones para que se armen las listas que pugnarán por 4 bancas de las cuales el oficialismo provincial debe retener por lo menos las 2 que se ponen en juego correspondientes al Bloque Independencia. En lo electoral, la apuesta de Jaldo es, básicamente a no perder, porque incluso ganando puede apenas «salir hecho».











