Por Martín Faciano

Mientras la interna del peronismo tucumano transita un período de relativa calma, en el Congreso de la Nación avanza el proyecto que busca postergar un mes los comicios. Así, mientras hay sectores dirigenciales que todavía aseguran que habrá tregua con lista de unidad, las condiciones objetivas (al menos hoy) parecieran indicar lo contrario.

Interna sin restricciones

El episodio ocurrido luego de la flexibilización de las actividades no esenciales en Banda del Río Salí, con la intervención de un fiscal citando a declarar a los ediles jaldistas del municipio administrado por Darío Monteros, la interna que desvela a gran parte de la dirigencia ha salido de la fase 1.

Fue primero el vicegobernador Osvaldo Jaldo el que salió a la defensa de sus concejales, comparando el proceder del fiscal  Marcelo Leguizamón con el accionar característico que tenía lugar en tiempos de la última dictadura militar.

Por el caso, Jaldo hizo alusión a una posible violación de la autonomía municipal y el alcalde taficeño Javier Noguera fue quien recogió el guante. Es que Noguera venía denunciando públicamente el avasallamiento y la intromisión del Poder Legislativo sobre los ejecutivos municipales y los concejos deliberantes. El cruce a través de las redes sociales y la prensa, parece ser un precalentamiento para lo que se viene en la semana entrante en la que probablemente la Honorable Legislatura vuelva a sesionar y siga el curso de la interpelación al ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer.

La aceleración de los tiempos y la anticipación de la pelea

Pero como la incertidumbre alimenta el campo de las especulaciones, en los últimos días han surgido algunas interpretaciones sobre lo que podría ser el futuro inmediato de Jaldo y sus dirigentes en caso de que la unidad no se concrete, o si no lo habilitaran a competir en las PASO. Si bien desde el entorno del vicegobernador se encargan de asegurar constantemente que el titular de la Cámara está determinado a seguir adentro del PJ, algunas voces discordantes indican que probablemente Jaldo deba salir a competir en las legislativas nacionales por fuera del oficialismo si es necesario, no tanto para plantarse en pos de las elecciones provinciales del 2023 sino más bien para preservarse y conservar su capital político.

 “No se pueden adelantar los tiempos para eludir una pelea que se nota es inevitable”, señala un ex legislador que está plenamente convencido que Jaldo debe dar la disputa para dejar de ser una linea interna del PJ y consolidarse, cuanto antes, como una alternativa real de poder. Según este ex parlamentario, el tranqueño ha venido desarrollando musculatura y construyendo una sensación de fortaleza que se diluirá rápidamente si no tiene un rol protagónico en la próxima compulsa electoral. Para este  dirigente, evitar la contienda electoral puede ser sinónimo de capitulación.

Bajo esta hipótesis, un triunfo del jaldismo sería algo relativo. Podría ser «hacer perder», demostrar una gran capacidad de daño electoral, obtener una o dos bancas, pero más que nada, sería demostrar determinación para pelear por el sillón de Lucas Córdoba y abortar hoy algunos de los potenciales delfines de mañana.

Sin embargo, en el cerco jaldista hay quienes creen que hasta es posible un batacazo. Sostienen que en su favor tienen una equilibrada maquinaria electoral con desarrollo en las 3 secciones y que si en el armado de listas de Juan Manzur se incorporan «dirigentes  sin votos», podrían producirse descontentos que terminarían generando garrochazos y encolumnamientos.

Armar y encabezar

Llegado el caso de que el jaldismo salga a enfrentar al manzurismo, por dentro o por fuera del Frente de Todos, Jaldo necesita encabezar una nómina para reforzar su posicionamiento. No tiene margen para armar una alternativa sin encabezar. Pese a que tenga de movida una figura clave para su armado, como la diputada nacional Gladys Medina que debe renovar su banca  para prorrogar su mandato que vence este año, no puede darse el lujo de no estar en el primer renglón de una boleta. La pregunta obligada entonces es. ¿Tiene margen el vicegobernador para ser candidato testimonial? Al menos constitucionalmente, no tiene impedimentos para serlo nuevamente.

Habiendo tomado la decisión de blanquear sus aspiraciones gubernamentales, Jaldo no tiene margen para cometer errores en la recta final de su carrera a Casa de Gobierno. De la misma manera tampoco lo tiene Manzur si es que aspira a construirse como un jefe político del peronismo para conducir el PJ incluso luego de culminar su mandato en 2023. Tanto Manzur como Jaldo deben analizar el caso del exgobernador y actual senador José Alperovich, como un claro ejemplo de la celeridad con  la que  a uno se le pueden crecen los enanos, de la rapidez con la que se diluye el poder y de la importancia de llegar a entender que a  ocupar el segundo lugar en el podio siempre va ser mejor que chocar el autito y mirar a los adversarios desde la banquina.

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