Por Martín Faciano

 

Hugo Moyano le mojó la oreja a Mauricio Macri cuando todavía era presidente. En un masivo acto y vaticinando el retorno del peronismo al poder en 2019, el camionero cerró su discurso citando una frase de Octavio Paz, un premio Nobel mexicano: «Toda victoria es relativa y toda derrota es transitoria».

La frase que Moyano popularizó en la política argenta, es la más propicia para analizar la fractura del bloque justicialista  que se produjo ayer a instancias del debate parlamentario en la sesión para elegir Defensor del Pueblo.

Lo relativo y lo transitorio en las derrotas y victorias

Ayer si bien el jaldismo logró imponer al ombudsman, al fracturarse el bloque se perdió el quórum propio. El jaldismo quedó con el bloque mayoritario, 22 legisladores y el manzurismo, que antes no poroteaba más de 3 o 4 legisladores, hoy cuenta con 11 parlamentarios en sus filas.

Ahora hay que prestar atención a eventuales goteos en los bloques y ver si la división de aguas se traslada a los municipios y comunas. El dique de contención será el ministerio del interior que conduce Miguel Acevedo, quien ahora tendrá más responsabilidades políticas que antes.

Una guerra de entornos  con escalada hacía la cúpula

Aunque el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo puedan llegar a mostrarse juntos en los próximos días, no hay indicios de que la bronca se pueda parar hacia abajo. Es que las chicanas, los cruces y los ataques sirven para legitimar las posturas y los posicionamientos de los integrantes de cada bloque. Por eso los disparos son más entre y para los que forman parte de los entornos, antes  que para los máximos jefes de cada bando. Es decir una cruenta guerra exclusiva de las segundas líneas.

Sin embargo cabe destacar que en los últimos días la beligerancia de las tropas ha ascendido a las primeras líneas.  Tanto Manzur como Jaldo, con sus respectivos estilos, se han mandado algunos  mensajes, y en ningún caso se han sugerido nada relacionado a una posible tregua. Aunque todavía priman las sutilezas y la diplomacia, habrá que ver cuanto duran.

Las velitas prendidas por la oposición

En la atomizada oposición, la fractura del peronismo aparece como una luz de esperanza al final del túnel. La devota oposición trabaja y prende velas para que se agrave la fractura expuesta del PJ, sin embargo la posibilidad concreta de arrebatarle el poder al PJ aparece en los adversarios del oficialismo más como  un obstáculo para su unidad que como un elemento aglutinador y cohesionador. Es que hasta hoy, todo indica que  la oposición provincial se dividirá en, al menos, 3 frentes en las próximas elecciones: cámpero-bussismo; alfarismo y macrismo puro.

Tanto la abstención como las ausencias y las votaciones de los legisladores de la oposición en  la última sesión, han sido interpretadas en el universo político de esta aldea como la efectiva participación de la  UCR, el alfarismo (con su pata radical), el bussismo con sus desertores, y el alperovichismo residual, como la activa participación de la oposición provincial de una interna peronista cuya disimulación ya era imposible.

La compulsa del peronismo,  ha dejado un relativo triunfo del jaldismo en el parlamento y ha permitido el fortalecimiento de algunos actores de otros espacios políticos. Pero la dinámica cambiante de la política y la constante puja en cada frente nos permite  subvertir el orden de esta frase célebre citada al comienzo de este texto y decir que también «Toda victoria es transitoria y toda derrota es relativa».

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