Por Manuel Rivas* Director Diario Cuarto Poder | La pandemia de Covid19 que azota a todo el mundo provocó un temor generalizado al contagio. Muchos están atentos a la sintomatología, pero los políticos parecen estar afectados por otro virus, al menos por su comportamiento.

La memoria colectiva no es tan frágil

Los políticos muchas veces suponen o pronostican el comportamiento de la gente. Muchos de ellos piensan que la sociedad tiene una memoria frágil, que sólo el Canal Volver puede sacar de su profundo letargo o de la oscuridad del olvido.

Pero la memoria siempre está presente para dar luz a los recuerdos. ¿Qué tucumano no recuerda la imagen del intendente capitalino con botas de goma en un charco de agua servida? Es una imagen fuerte, y más si ese calzado ocupa gran parte del recorrido de sus piernas.

Germán-Alfaro-y-Marcos-PeñaOtros tiempos. Germán Alfaro sacaba pecho junto a Marcos Peña.

Claro que la imagen no lo es todo, con el perdón de los reporteros gráficos y camarógrafos. Las expresiones de Germán Alfaro, uno de los puntales de la campaña electoral “macrista” en Tucumán, aludían a la condición de médico sanitarista de Juan Manzur, para castigarlo.

Efectivamente, en esa campaña electoral, en la que su esposa Beatriz Ávila se convirtió en diputada nacional, Alfaro le achacó los baches y las aguas servidas al actual mandatario. Después, sin despeinarse por las vueltas panquequeriles en el aire, ordenó a su mujer dejar a Macri.

De “cachafaz” a “salvador” de los tucumanos

Como si estuviera afectado por un virus que incide en el comportamiento, Alfaro posó recientemente junto al gobernador Juan Manzur en el Salón Blanco de Casa de Gobierno, luego de mantener una reunión para analizar acciones conjuntas contra el Covid19.

La memoria de muchos tucumanos funcionó al recordar que en un momento álgido de los desencuentros con Manzur, el intendente capitalino lo tildó de “cachafaz”, mientras que muchos de sus funcionarios y allegados se alinearon en esta contienda dialéctica.

Basta recordar que su cuñado y concejal, Johny Ávila, también hizo campaña con las consabidas botas de goma y metido en cuanto bache con agua servida se presentaba en la jurisdicción capitalina y subrayaba en la condición de “médico sanitarista” de Manzur.

Sin embargo, ahora a los funcionarios municipales no se les cae de la boca que es una gran ventaja tener como gobernador a un médico con tanta experiencia en la gestión como Manzur. ¿Habrán cambiado? ¿Qué virus les habrá picado?

Un “coreano” salvado del naufragio

Una foto impensada fue la del actual diputado José Cano, también con el gobernador Juan Manzur. También afectado por el mismo virus que Germán Alfaro, el ex titular del Plan Belgrano no se puso colorado para mostrarse como un político de apertura.

La memoria también se pone en funcionamiento cuando los tucumanos recuerdan cómo, desde esa estructura nacional que prometía una inversión millonaria en obra pública para el Norte Argentino, se criticaba a la provincia por “no rendir cuenta del gasto de recursos”.

Manzur-y-CanoJosé-Cano-junto-a-Juan-Manzur-¿Se-reposicionó-como-jefe-opositor?

En esa dialéctica se perdió mucho tiempo, se vendió demasiado humo y finalmente las obras nunca llegaron. Quienes escuchaban las declaraciones de Cano en ese momento, recuerdan que repetía incesantemente “Dique Potrero El Clavillo” y “El Naranjal”.

Pelando la naranja nos sentamos a esperar con paciencia que, en nombre del creador de la Bandera, se hicieran esas obras que sistematizarían los cauces, evitarían las inundaciones y posibilitarían el riego de los cultivos. Lo único que pasó fue el escándalo del Plan CoreANO.

La bondad generalizada contra la pandemia

La preocupación por el avance del Coronavirus motivó que la clase política tomara nota de lo que estaba sucediendo a nivel nacional. Comenzaron entonces a donar parte de sus ingresos para la compra de equipamiento y elementos para el sistema sanitario.

Muchos de ellos esperaron a que se definieran los recortes desde arriba. Nadie se animó, por ejemplo, a bajarse un 100% el salario, como lo hizo la dupla gobernante integrada por Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, pero hubo algunos que se animaron a ser en verdad generosos.

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Entre ellos se puede destacar el gesto del legislador Gerónimo Vargas Aignasse, quien definió destinar un 70% de su dieta para esta finalidad, sin contar que en varias oportunidades aportó material de protección para los médicos y posibilitó la confección de barbijos.

Los tres poderes del Estado avanzaron en los recortes y los municipios imitaron las acciones del Gobierno provincial, con intendentes que tienen puesta la camiseta de la lucha contra la pandemia que tanto preocupa a los argentinos y tucumanos.

Nadie criticó el ahorro legislativo

En otros tiempos, el ahorro legislativo fue objeto de críticas, en especial de sectores identificados con el “macrismo”. En ese momento, la respuesta de la Cámara, encabezada por Jaldo, fue la implementación del Boleto Estudiantil Gratuito, con la tarjeta La Tucumana.

Pese a esa iniciativa, que logró asistir a muchas familias que atravesaban la crisis con marcadas dificultades, se siguió criticando que el Poder Legislativo haya dispuesto de esos excedentes de manera autónoma. ¿No había división de poderes en ese momento?

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En el presente, el ahorro legislativo del año pasado, por 293 millones de pesos, se destinó al Ministerio de Salud de la provincia. El gesto, sumado a la baja de los ingresos de los parlamentarios y el aval a los DNU del Ejecutivo, fue todo un combo.

Las miradas, sin embargo, estuvieron orientadas a la presencia o lo que iba a ocurrir con el legislador de Fuerza Republicana, Ricardo Bussi, quien enfermó de Covid19 y estaba siendo responsabilizado por multiplicar los contagios en la Cámara.

Síntomas que deben generalizarse

Este cambio de comportamiento en la clase política tuvo su imagen más contundente en el anuncio del aislamiento social obligatorio, que mostró al propio presidente, Alberto Fernández, junto al jefe del Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Larreta, y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.

Fue un ejemplo que, sin duda, se multiplicó a lo largo y ancho del país. Sin embargo, lo importante de estos gestos sería que fueran sinceros y no un medio de posicionamiento o reposicionamiento, tanto dentro del oficialismo como en la oposición.

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Si el llamado de Mauricio Macri al presidente Alberto Fernández, y si el acercamiento de opositores al gobernador Juan Manzur, son sinceros, son síntomas de un virus saludable que los está afectando de manera positiva.

Ojalá que, en un futuro no muy lejano –y ya libres de la pandemia- no observemos nuevos cambios de conducta, para que no tengamos que preguntarnos: ¿qué virus le picó a los políticos?

*Periodista y profesor de Letras e Historia

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