Postales de una interna cocinada a fuego lento

Por Martín Faciano

La interna política que se viene desarrollando dentro del justicialismo provincial ha terminado por adelantar los tiempos electorales en relación a los comicios de 2019.

Quizás el primer desencadenante de este proceso fue la arremetida de Bernardo García Hamilton contra el ex gobernador José Alperovich. Si bien la jugada de comparar al Senador Nacional con la figura de “El perro familiar”, le valió el cargo al ex Secretario de Relaciones Institucionales de la Provincia, BGH  terminó  obteniendo una victoria política parcial en el marco de su suicidio institucional  concretado en el piso de Los Primeros; y esto resultó así porque a los pocos días, al ex mandatario se le salió la cadena cuando en su reaparición mediática terminó amenazando con enfrentar al Gobernador Juan Manzur en los próximos comicios provinciales.

El exgobernador venía bien, pero pasaron cosas. Es que inmediatamente luego de la renuncia de García Hamilton, la cuestión se puso más vertiginosa: se produjo el ascenso de la Asociación Bancaria a la conducción de la Caja Popular de Ahorros; los hermanos  Yedlin lanzaron camisetas celestes y blancas con la leyenda “Manzur – Jaldo 19”, y el Vicegobernador Osvaldo Jaldo, estando a cargo de la Gobernación, aprovechó la iniciativa de los hermanos para salir públicamente a sugerir que la fórmula para el 2019 ya estaba cerrada.

Acorralado y en caliente, Alperovich pretendió salir adelante a los golpes, pero en vez de pegarle a su adversario político terminó guanteando al árbitro de la disputa, es decir a su sucesor.

Todo ocurriría en menos de una semana, pero el desenlace final tardó un par de días en llegar. Sería a la vuelta de la misión diplomática del actual mandatario, y con un mensaje contundente: Manzur explicitaría sus intenciones reeleccionistas, señalando a Osvaldo Jaldo como compañero de fórmula.

El mensaje dirigido a Alperovich, lo sacó al Gobernador de la escala de grises y poniendo el escenario político en  blanco sobre  negro, se empezó a producir el inmediato encolumnamiento al binomio gubernamental. El reacomodamiento de piezas fue tan veloz, que en el siguiente acto oficial, el impulsor de la candidatura a gobernador de Alperovich, Roberto Palina, apareció junto a la dupla gubernamental en la inauguración de un CAPS en Gastona Sur.

Piñas van, piñas vienen

Pero además de BGH, algunos otros dirigentes como el Diputado Nacional José Orellana, supieron aprovechar el confuso amontonamiento del oficialismo provincial para pegar la primera piña y llegar con el pecho inflado a la conformación de los bandos internos. Por eso mismo quizás el famaillense pudo, con demasiada anticipación, lanzar el lunes pasado su precandidatura a Jefe Municipal, para de paso  hacer que la intendenta Patricia Lizárraga (su ex cuñada) tome conocimiento de la voluntad de poder de uno de los bloques político territoriales más sólidos del lejano Oeste.

Pero no solo en el Oeste está el agite interno del Frente Justicialista por Tucumán. El legislador capitalino Guillermo Gassembauer ha manifestado públicamente su deseo de disputar en 2019 la intendencia capitalina. Probablemente Gassembauer haya ganado cantando de mano lo que otros parlamentarios y ediles anhelan pero callan. Lo cierto es que el Gobernador tendrá el quiero u oficiará de «gran elector» para definir los candidatos de su espacio.

La interna parece haber llegado a un punto de no retorno. El Senador Nacional, lejos de intentar retractarse o recomponer públicamente el diálogo con el Gobierno provincial aparenta  haber optado por volver a desafiar el aparato político estatal. Mientras tanto, no le queda otra que continuar intentando sumar  dirigentes periféricos que, como él, anhelen  volver a ocupar el cargo que dejaron en manos de sus sucesores o causa de sus derrotas electorales.

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