Por Martín Faciano

En relación a la manera en que se debe resolver la fórmula del espacio para pelear por la gobernación en 2019, los legisladores e intendentes del Frente Justicialista por Tucumán, en su mayoría, prefieren no explicitar públicamente sus posturas en el marco de la interna que atraviesa el peronismo comarcano.

Pero en el off the record, salvo en el caso de quienes hasta hace poco asistían con frecuencia a las reuniones (¿extintas?) en el quincho del Barrio Beverly Hills tucumano, la mayoría de los dirigentes y funcionarios adscriben al posicionamiento manifestado por Regino Amado en su visita a Los Primeros, cuando apostó a la fórmula Manzur – Jaldo 2019, declarando que equipo que gana, no se cambia.

El tiempo ha sido un ordenador natural en el escenario político del peronismo provincial. En estos dos años y medio que lleva de gestión el binomio gubernamental, la dirigencia justicialista ha tenido que abandonar obligadamente su zona de confort para salir a hacer política, no solo por las reconfiguraciones propias de un escenario donde hay nuevos actores que conducen los destinos de una provincia, sino también por la contracción económica que se siente en las arcas del Estado y en el bolsillo de los ciudadanos.

Quien mejor ha sabido aprovechar este esquema es el Vicegobernador Osvaldo Jaldo. Es que el ex Ministro del Interior ha sabido capitalizar al máximo la implementación del Boleto Estudiantil Gratuito, porque aparte de tener la herramienta para salir de gira por toda la provincia, y además de tener, con las entregas de la tarjeta «La Tucumana,» sobradas oportunidades para apalabrar, ordenar y encolumnar intendentes / legisladores, ha puesto de manifiesto que en la Legislatura los excedentes de recursos no son solo económicos, sino también políticos

Por elevación, el Gobernador Juan Manzur es también un beneficiario de este orden político que le permite llevar adelante la gestión en piloto automático y a velocidad crucero. Hasta acá la dupla Manzur – Jaldo ha desarrollado durante la gestión, un importante nivel de entendimiento. A su vez, sus estilos totalmente distintos han resultado (quizás de pura casualidad nomás) complementarios. Por eso, para entender el funcionamiento administrativo y político de la provincia, la metáfora que más se aplica, en este momento, es aquella que señala que el Gobernador Manzur gerenció el Gobierno, y que el gerente es su vice, Osvaldo Jaldo.

La impronta de la gestión y el paso del tiempo

El Presidente de la Legislatura, a fuerza de poner el cuero, ha logrado darle una considerable impronta de política territorial a una gestión gubernamental que no la tenía. La abultada agenda diaria que lleva adelante el vicegobernador Jaldo, con visitas al interior de la provincia, está logrando erosionar el estilo tallado durante 12 años por el ex mandatario José Alperovich.

En ese mano a mano que Jaldo mantiene con Alperovich, el tranqueño hace la diferencia mientras se muestra cómodo tanto en las salidas al interior profundo de la provincia, como cuando preside una sesión legislativa o cuando quedando a cargo de la Gobernación, ocupa de manera provisoria el sillón de Lucas Córdoba. Por el contrario, el Senador Nacional debe dar la disputa jugando más desde la periferia mientras, a la vez, pelea con el paso del tiempo, que día a día se encarga de devaluar su capital político acumulado.

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