La mayoría oficialista de la Comisión de Presupuesto del Senado se impuso para dictaminar la reforma de Ganancias para empresas, pero la sesión por teleconferencia exhibió las fisuras en el Gobierno sobre la gestión económica, que enfrentan a Cristina Kirchner con Martín Guzmán.

El encargado de traslucirlas fue Oscar Parrilli, senador del Frente de Todos y reconocido confidente de Cristina Kirchner, quien rompió el clima de armonía del oficialismo con el secretario de Política Tributaria Roberto Arias y criticó la ley.

Cuestionó la reducción del impuesto a los dividendos del 10% al 7% y el ajuste por inflación de los montos gravados, que se actualizarán por el índice de precios al consumidor.

«Nos quedamos a mitad de camino con este proyecto», cuestionó el neuquino, ante la mirada atónica de los opositores que seguían la sesión por teleconferencia. «Deberíamos volver al diez por ciento original (en el gravamen al reparto de dividendos) y no mantener el siete por ciento del impuesto adicional»

Recordó que en 2003 los empresarios pedían ajustar sus balances por inflación para definir el pago de Ganancias, Néstor Kirchner se negó y en 2017 Mauricio Macri se los concedió con una ley. «Lo único que se hace es favorecer a estas 10 o 12 mil empresas que pagaron el impuesto a las fortunas. Hay que volver a la política de 2015», reclamó.

Y sostuvo que «a veces tenemos un discurso en el que parecería que estamos hablando de las pymes, pero estamos protegiendo a este grupo de grandes empresas». Aunque no hizo referencias puntuales, pareció dirigirse a Guzmán, quien mantiene un enfrentamiento con el kirchnerismo por cuestiones varias como la política de subsidios o la negociación con el FMI.

La reforma de Ganancias que aprobó Diputados el jueves, en realidad, es bien diferente a la que había enviado Guzmán dos meses antes: contempla una alícuota de 25% para quienes registren Ganancias de hasta 5 millones, un 5% menos que en 2020, pero lo mismo que si hubiera seguido vigente la reforma de 2017, que establecía bajas progresivas anuales.

Las rentas de entre 5 y 50 millones gravarán 30% y sólo lo obtenido por encima de esa cifra tributará 35%, la tasa plana para todos los alcanzados por el impuesto hasta hace 4 años. Los montos de corte están muy por encima de los que había fijado el proyecto original, que eran de 1.3 y 2.6 millones anuales.

Guzmán tuvo que ceder ante la presión de un contingente de legisladores del Frente de Todos, que lo visitó en la Rosada y lo obligó a enviar otro proyecto, que hasta tenía cifra más bajas: el segundo corte estaba en 25 millones.

Al parecer, no convenció a Parrilli, quien además le pidió a Arias estudiar si era constitucional gravar a sectores que ganaron más que los demás y fugaron sus rentas al exterior.

El secretario defendió la ley que seguramente será sancionada en 7 días. «La idea es recuperar la recaudación de este impuesto progresivo. La recaudación por Ganancias en el 2015 era del 3,1 por ciento del PBI y en el 2019 fue del 2,7 por ciento, por lo que esperamos recuperar la recaudación como era hasta el 2015».

«Un aumento de este impuesto para las grandes empresas es totalmente justificado porque han logrado mantener su nivel de ganancias. Es un impuesto justo que está bien que tenga estas alícuotas progresivas. Va a significar un apoyo a las pequeñas empresas sin poner en riesgo la recaudación», prometió.

La oposición anticipó su rechazo. «Están buscando aumentar impuestos para sumar recaudación ¿Cuántas PyMEs van a pagar el 25 por ciento?», se preguntó el senador chaqueño Víctor Zimmermann. Arias prometió hacerle llegar el dato pero se anticipó Carlos Caserio, presidente de la Comisión de Presupuesto.

«Son casi cien mil empresas, aproximadamente un 70 por ciento, las que pagarán ese tributo del 25 por ciento por tener una utilidad por año de entre 0 y 5 millones de pesos. Casi todas las empresas van a pagar menos que el año pasado», respondió el cordobés.

Gran parte del debate giró en torno a comparaciones con otras alícuotas del mundo. Mientras Arias recordó el aumento del 21 al 28% en Estados Unidos, el radical porteño Martín Lousteau aclaró que aún así sigue siendo menos que en Argentina y pidió un comparativo mundial.

«Está claro que esto es un aumento de la presión tributaria y que ese aumento, para poder pasar el filtro político, se ha recargado sobre dos tercios de los generadores de trabajo de la Argentina. Eso va a tener impacto en la tasa de inversión, tanto como en el nivel de precios y en el de generación de empleo», sostuvo.

Fuente: LPO

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