Por Martín Faciano

El microclima de la dirigencia justicialista, a nivel local y nacional, pareciera estar plenamente dedicado a pensar en las próximas disputas electorales. Es que, aunque en las bajadas de líneas en los diferentes encuentros, se inste a las tropas a postergar sus inquietudes y ambiciones para el año 2023, la proximidad de las elecciones de medio término imposibilitan que más de un pope pueda relajarse.

Por eso, acá en la provincia, se percibe que hay funcionarios y dirigentes que, en vez de transitar el comienzo del nuevo período de gobierno local, pensando en cómo gestionar para resolver las diferentes problemáticas urgentes o buscando contribuir a garantizar la gobernabilidad, se comportan como si la campaña del año pasado no hubiera terminado.

Pero hay algo que termina intensificando esas ansiedades y es puntualmente que, todavía, hay estructuras y espacios políticos que esperan llegar a colocar jugadores propios en la nómina de los diferentes cargos de los organismos nacionales que todavía no se terminaron de cubrir.

No obstante, cabe aclarar que lo que acontece en el pago chico tiene un correlato más agravado aún en el orden nacional, donde las tensiones entre los funcionarios albertistas y cristinistas se cristalizan abiertamente, en los escenarios mediáticos y en horario Prime Time, algo que en Tucumán no sucede.

Lo que hasta ahora aparece como un leve internismo, moderado e incipiente, seguramente se profundizará luego de que se resuelvan las discusiones paritarias y, eventualmente, se materialice el acuerdo con el FMI. No hay nada que dé un indicio que la conformación de bandos no ocurrirá en el corto plazo. En ese sentido, las próximas movilizaciones y los discursos de inauguración de los períodos de sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación, en la Legislatura de la Provincia y en el Concejo Deliberante capitalinos, serán el prólogo de esta historia.

Todo esto sin tener en cuenta que, desde hace un considerable tiempo, cada llamado a la unidad en el peronismo, puede tranquilamente codificarse como una seductora invitación a la traición.

Así, en el peronismo provincial, desde la coexistencia y convivencia de sus tensiones en el territorio y en los organismos gubernamentales, la política y la gestión se dinamizarán y se entrecruzarán en el marco de una aceleración de los tiempos donde la carrera político electoral, para algunos será de velocidad y para otros, de resistencia.

Dejanos tu comentario