La inusual atmósfera parrillera que se percibía desde temprano cerca del cordón de la Santiago casi esquina Maipú, daba cuenta de lo alterada que resultaría la rutina habitual de la noche en B° Norte. El inconmensurable despliegue de reposeras, parrillas y conservadoras en las inmediaciones de las esquinas de Maipú y Corrientes, y de Laprida y Avenida Sarmiento, daban cuenta del copamiento y la movilización popular sin precedentes que atentaría contra el sueño de los vecinos y la tranquilidad de los mismos. Es que el agite es contagioso, y los cánticos se replican de punta a punta, del principio al fin de cada fila.

El anhelo de conseguir una entrada para presenciar el partido del martes; la pretensión de ser testigos de un histórico momento deportivo e institucional; la fé y las esperanzas puestas a pleno en el triunfo de Atlético Tucumán en el partido de local y en el cotejo de vuelta en la ciudad de Quito, eran el denominador común de los miles de hinchas Decanos que se movilizaron en busca de su ticket para presenciar el primer partido que disputará el Decano, en el marco de su participación por primera vez, en el certamen que reúne a los clubes más importantes del continente: La Copa Libertadores de América.

Cuando  Agenda del Jardín llegó a la Liga Tucumana de Fútbol, Carlos Domínguez, de treintaipico  de años, estaba a unos escasos 30 metros del acceso  a las instalaciones de La Liga Tucumana de Fútbol para intentar conseguir su entrada popular. Pero “Carlitos”, que venía del Carnaval de Ranchillos, en realidad era el último hombre de una  extensa cola que daba la vuelta a la manzana. Algo que parecería insólito si se considera que Domínguez se desempeña como auxiliar en el campo de juego. “Yo armo la manga y me encargo de contribuir a  preservar la integridad física de los jugadores visitantes. Ahora tengo que hacer la fila para sacar la entrada porque la Conmebol maneja todo ahora, pero la verdad que no me molesta para nada”, manifestó Carlos, que volverá a vivir un partido de las tribunas después de varios años.

Lucas Guzmán, de 20 años, fue el primer Decano que llegó a la Liga Tucumana de Fútbol. Ayer a las 09:00 horas, Luquita llegó a la Liga para  acampar e intentar asegurarse el ticket que le permitirá acceder al José Fierro. “Estuve a punto de venir a las 06:00  de la mañana, porque no daba más de la ansiedad y la emoción, pero como ví que no había nadie todavía, me fui a mi casa y volví mas tarde. Después empezaron a llegar mis amigos, y empezamos a organizarnos con el resto de las personas que armaron la fila, para cuidar nuestro lugar.  Temprano compartimos una choripaneada entre todos, y ahora estamos tranquilos esperando desocuparnos lo más temprano posible porque  mañana laburamos todos”, manifestó el joven que se dedica a la carpintería.

 “Cuando me entregaron el recibo de la seña para viajar a Ecuador, me chorriaban las lágrimas de la emoción”, manifestó a Agenda del Jardín, GustavoIguanaGómez;  quien partirá con destino a Quito por vía terrestre el próximo viernes 3 de febrero, para presenciar el partido de vuelta que se disputará en la capital ecuatoriana.

“Le mandé un audio a mi esposa pidiéndole disculpas por mi prolongada ausencia en esta noche” comenta Pablo, de 29 años, que a pesar de tener un hijo de 7 años y de esperar su segundo crío hizo abandono de hogar y familia para intentar asegurarse una Laprida para el histórico cotejo que se llevará a cabo mañana.

Por el lado de la calle Maipú y Corrientes, la situación no era muy distinta: Miles de decanos  haciendo esfuerzos, sacrificios y locuras para intentar conseguir su entrada y acceder el martes al Estadio Monumental, donde el Decano intentará demostrar porque pudo hacer historia y meterse entre los más grandes del continente.

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