Por Martín Faciano

José Hugo «el Gordo» Saab es el nombre del actual Secretario General de la Universidad Nacional de Tucumán, quien además hasta la semana pasada formo parte del gabinete del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta.

Saab debió renunciar al cargo en la cartera de Trotta luego de haber quedado en un fuego cruzado en la interna  que se desató entre el gobernador Juan Manzur y su vice Osvaldo Jaldo, en lo que fue «la rebelión de los legisladores» en el marco de la elección del obmbudsman, que culminó consagrando a Eduardo «Lalo» Cobos como Defensor del Pueblo, gracias a los votos de los legisladores jaldistas, bussistas, cambiemitas y alperovichistas. 

Es que, vaya casualidad, Maria Emilia Saab (sobrina del conspirador universitario) se había colado en la terna de  candidatos  finales que impulsaron los legisladores jaldistas para dejar afuera al Defensor del Pueblo saliente, Fernando Said Juri Debo. Y como buen tío que es, José Hugo Saab, especuló con la posibilidad de que su sobrina fuera electa ombudswoman, si es que los legisladores decidían tirar la pelota al costado. Por eso tratando de llevar agua para su molino intentó influir en  legisladores de diferentes espacios para que voten por su sobrina. Incluso se sospecha que fue el quien influyó en la participación y votación de los radicales cambiemitas, José Ricardo Ascárate y José María Canelada

La disputa produjo la ruptura del bloque justicialista de la Honorable Legislatura de Tucumán y derivó en el reagrupamiento de los parlamentarios que responden directamente al gobernador y máxima autoridad partidaria en el Partido Justicialista Distrito Tucumán. «Lealdad Peronista», ha sido el nombre que los manzuristas han elegido para identificarse en la Cámara parlamentaria, y que seguramente se replicará en los concejos deliberantes de todos los municipios.

Así como el radicalismo ha sabido atrincherarse y adueñarse de las universidades nacionales desde el retorno de la democracia, José Hugo Saab supo sobrevivir a los diferentes gobiernos universitarios locales. No solo eso, además logró acrecentar su poderío y sus niveles de influencia, tanto afuera como adentro de la UNT. Principalmente se consolidó como «monje negro» y operador durante los 12 años de gobierno del senador nacional  José Alperovich. Fue durante ese proceso que supo armar tanto candidaturas, como escandalosas operaciones que han puesto en evidencia la institucionalización de las prebendas y prácticas clientelares en los diferentes estamentos y en el Rectorado.

Ahora, mientras transita sus primeros días enfrentado al gobernador Manzur y sin formar parte de la gestión de Trotta, Saab ruega no verse involucrado en las declaraciones de sus ex correligionarios, el ex rector Juan Alberto Cerisola y el ex diputado nacional por la UCR, Luis Sacca, quienes en calidad de imputados comenzarán a declarar el próximo 14 de junio, cuando inicie el juicio oral y público por posibles hechos de corrupción en la causa YMAD, dónde se investigan la administración de regalías por 85,5 millones de dólares que la UNT recibió entre 2006 y 2009, cuando Saab ocupaba el mismo cargo que hoy ocupa en la UNT.

En los pasillos rectorales aseguran que Cerisola y Sacca desfilan hoy por tribunales como producto del enfrentamiento que tuvieron al culminar el primer mandato de Cerisola, cuando Saab puso toda su creatividad para tratar de perjudicar al ex rector y decidió impulsar a la entonces vicerrectora, María Luisa Rossi de Hernández, para impedir la reelección de Cerisola. En aquella oportunidad Saab fue el mariscal de la derrota de la fórmula que encabezaba Rossi de Hernández y terminó exiliándose de la UNT arribando con el aval de Alperovich a la Secretaría de Relaciones Institucionales de Yerba Buena, durante la gestión del ex intendente Daniel Toledo. 

Pero como la política siempre da revanchas, Saab volvió a ser convocado para integrar el gabinete del saliente Cerisola en Diciembre de 2013. Esta vez para contribuir al armado de la candidatura de la vicerrectora Alicia Bardón, quien en las próximas elecciones en 2014, fue electa rectora. La magia de Saab se pudo ver  en el escrutinio, con los votos  marcados y con los votos «origami»,  votos doblados de manera particular que serían para corroborar que los consejeros hayan votado tal cual se había acordado.

Pese a que la gestión de Bardón representa una suerte de paréntesis en la historia de administraciones radicales en la UNT (Bardón era filo kirchnerista), el poderío de Saab no se limitó en aquellos días sino que se acrecentó. Contando con el apoyo del exgobernador Alperovich y habiendo sido citado a trabajar por el triunfo de Bardón, una vez concluído el cerisolismo, Saab supo aprovecharse de las falencias que tenía una rectora con más vocación académica que política.

Si hay que reconocerle algo a la ex rectora es que supo capitalizar su kirchnerismo consiguiendo fondos extras de la Secretaria de Políticas Universitarias, manejada en ese entonces por La Cámpora. Cómo contraparte, los camporistas que abrían el grifo pedían la inclusión de militantes de su organización en el gabinete rectoral. Hoy, la mayoría de aquellos ex funcionarios rectorales han sido citados a declarar en la justicia  por denuncias de s»obresueldos». Algunas voces de dirigentes que acompañaron esa gestión apuntan a Saab como uno de los traviesos que apostaba siempre a mantener condicionados  a los funcionarios jerárquicos del rectorado.

Pero apenas el expresidente Mauricio Macri ganó las elecciones de 2015, Saab le pidió a la rectora que expulsara a los camporistas para tener el gabinete limpio de «grasa militante» cuando llegara a Cada Rosada el presidente ojos de cielo. Hoy pareciera ser el momento del comienzo de su decadencia como operador universitario y político. Su reciente distanciamiento con el mandatario provincial lo ha puesto en la vereda de la sombra, justo a el que desde hace más de 20 años viene encontrándole el gusto al calor del poder.

Quizás es hora que los rectorables, empiecen a pensar que quizás José Hugo «el Gordo» Saab, más que parte de la solución, es parte del problema de una UNT que año a año viene perdiendo el presitigio que supo tener cuando rankeaba en los primeros puestos de las mejores universidades sudamericanas.

Un «Cobos», un desempate por «voto doble» y el fantasma de «la traición del vice»: ¿La 125 de Manzur?

Victorias relativas y derrotas transitorias en la fractura del PJ.

 

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