por Martín Faciano

Si el resultado electoral que obtuvo el Frente Justicalista por Tucumán en las PASO de 2017, posibilitó que algunos periodistas y dirigentes políticos apodaran al vicegobernador Osvaldo Jaldo como «el huracán», con el accionar político del Gobernador Juan Manzur durante el almuerzo con los Delegados Comunales, tranquilamente se podría emplear el sobrenombre «terremoto» para referirse al mandatario provincial.


Es que con su explícito pedido de pintar las paredes de todas las Comunas Rurales con la leyenda Manzur – Jaldo, el Gobernador ha dado su primer contundente mensaje político, el cual puso en alerta hasta a los intendentes y legisladores, quienes han empezado a convencerse de que en la comarca no habrá ningún «doble comando».

Si bien, un puñado de dirigentes relativizaron el sentido del almuerzo que mantuvieron los Comisionados Comunales con el el Gobernador Juan Manzur, junto a su vice Osvaldo Jaldo, y el Ministro del Interior Miguel Acevedo; la mayoría de los presentes entendió que la reunión a la que asistieron fue el blanqueo informal de las aspiraciones reeleccionistas de la dupla gobernante. Por eso, los soldados del binomio gubernamental se retiraron exultantes del salón situado en el parque 9 de Julio.

Desde el jaldismo ortodoxo, el sector que con más beneplácito recibió las noticias de ayer, sitúan en el Parque 9 de Julio el epicentro de un temblor justicialista que aseguran, generará profundos e inmediatos reacomodamientos en las diversas capas del suelo peronista provincial.

Las interpretaciones que emergen del entorno del Presidente de Legislatura señalan incluso, que la exposición de José Alperovich en la sesión del Senado, con furcio incluído, fue una respuesta reactiva del ex gobernador al acontecimiento político gastronómico.

Otros más exagerados y chicaneros, aseguran que el efecto expansivo de las ondas sísmicas fue lo que derrumbó la construcción de la Av. Mate de Luna al 2000, produciendo también el simbólico desplome de una mansión devenida en sede, situada en la calle Martín Fierro. «Ayer se salvó el Mono, pero en la próxima no queda gorila en pié«, vociferó en tono irónico un jefe municipal que bastante antes de pintar las paredes con la leyenda Manzur – Jaldo, ya se había pintado la cara.

Pero pese a la performance del Gobernador Manzur, la percepción de la dirigencia pareciera no haberse visto modificada en lo más mínimo. Por más que lo hayan observado de cerca al mandatario decir lo que ha dicho y pedir lo que ha pedido, para los dirigentes y funcionarios comarcanos, Manzur sigue siendo una incógnita indescifrable. «Es un caso atípico en la política, porque pese a no haber armado el manzurismo ha sabido obtener una serie de continuados éxitos y triunfos políticos, que no se deben apreciar ni entender como casualidades, sino más bien como causalidades«, explicó a este cronista un ex intendente que hoy milita para el Frente Justicialista por Tucumán, desde una banca en el Congreso de la Nación.

Es justamente por esa particularidad del titular del Poder Ejecutivo, que nadie debe sorprenderse si en el transcurso de las próximas semanas, el actual mandatario visita una vez más la concesionaria, para regalarle una foto a su antecesor. Porque aunque el de ayer haya sido un mensaje clarificador para toda la tropa, pero por sobre todo un correctivo ordenador para el Senador Nacional José Alperovich, no pareciera estar en las intenciones del mandatario que el armado político del 2019 cierre dejando afuera a dirigentes afines a su persona,  que  además ya han demostrado alguna vez su capacidad de daño electoral.

 

 

 

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