Por Martín Faciano

Todo parece indicar que en las últimas semanas el vicegobernador Osvaldo Jaldo ha decidido pasar a la ofensiva, y su acción política ha estado orientada a tratar de ganar terreno en las mesas de autoridades de los concejos deliberantes.

Lo acontecido en Tafí Viejo, donde el recambio de autoridades de la mesa del concejo taficeño dejó relativamente condicionado al actual intendente Javier Noguera, es uno de los casos exitosos del avance del jaldismo en algunos espacios institucionales. La designación de Gabriela Suarez como Presidenta del Concejo Deliberante le permite recuperar a Pascual Zamora (histórico ex presidente del cuerpo y máximo testaferro político de Roque Álvarez) una porción de la cuota de poder que perdió con el avance del noguerismo. Como contraparte, comenzaron a salir eyectados del gabinete municipal un grupo de  funcionarios identificados con el presidente del bloque oficialista en la Honorable Legislatura de Tucumán.

Claro que  Jaldo, además de éxitos, también ha tenido fracasos en su intentona y estos no han tomado estado público porque el periodismo político no suele abordar los hechos de manera contrafáctica. Sin embargo, lo ocurrido en el cuerpo legisferante capitalino ha dejado un tendal de versiones en off que le adosan derrotas parciales al Presidente de la Legislatura. Es que aunque en la composición de la mesa de autoridades del concejo capitalino no haya cambiado nada, hay quienes juran y perjuran que desde Sarmiento y Muñecas habían dado curso a una operación que apuntaba a sacar al Bloque Justicialista de Todos de la mesa de conducción. Para ello debía materializarse un acuerdo entre los ediles de Fuerza Republicana y los concejales del variopinto bloque “Vamos Tucumán”, algo que todavía suena descabellado pero que en algún momento, aseguran, estuvo encarrilado pero  luego se cayó porque, como dijo  el expresidente Mauricio Macri, pasaron cosas. Pese a que las negociaciones se dieron mientras el servicio del transporte público de pasajeros volvía a reactivarse luego de 17 días de paro, en la intendencia capitalina le picaron el boleto a Fuerza Republicana y al partido del difunto genocida ahora lo miden como un “acople tranqueño”.

Otra de las maniobras fallidas que le endilgan, ya no al vicegobernador sino a  dirigentes de su riñón, es un intento por cambiar la mesa de conducción de la Juventud Peronista del Partido Justicialista. En ese sentido, las versiones indican que desde el jaldismo se fogonéo a miembros de la junta juvenil para convocar a una asamblea donde se pediría una nueva mesa de conducción para desplazar al actual presidente Alberto Pino, quien en los últimos comicios  fue candidato en segundo término del acople que encabezado por Jorge Leal, salió a disputarle la Sección Este a la “Lista Oficial”. La asamblea fue convocada en la sede partidaria situada en Virgen de la Merced 157, minutos antes de que comience el acto por el «Día de la Militancia». Finalmente la asamblea juvenil terminó levantandose por falta de quorum y, por ahora, en la JP todo quedó igual.

Por otro lado en el mismo momento, en el patio trasero del Partido Justicialista, el gobernador y presidente del PJ Distrito Tucumán, Juan Manzur, compartía un mitín con un grupo de concejales  (Sara Assán a la cabeza) y dirigentes kirchneristas que en los últimos comicios provinciales integraron las listas del frente «Hacemos Tucumán», liderado por  el licenciado senador y exgobernador, José Alperovich.  El acto comenzó y terminó sin la presencia del vicegobernador y vicepresidente del PJ local, Osvaldo Jaldo. La presencia de la prensa del Titular  de la Legislatura en el PJ, posibilitó que los presentes interpretaran  la ausencia del vice como un faltazo decidido. Algunas hipótesis encontraron en estos hechos una relación de causalidad. Al final, todo quedó en dimes, diretes y especulaciones.

Pese a que el vicegobernador se muestra dispuesto a seguir avanzando en su armado para erigirse como el conductor del peronismo en el postmanzurismo, el mandatario provincial pareciera optar por dejar que todo suceda en la comarca mientras Manzur decide abocarse a las gestiones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  Aunque a Manzur pareciera no preocuparle en lo más mínimo las embestidas de su socio político, ayer hubo figuras del gabinete  y autoridades partidarias que tomaron  nota  de lo acontecido  en el PJ: la ofensiva del jaldismo inquieta a la dirigencia encumbrada, la cual siempre prefiere que se mantenga el status quo.

La proximidad de las elecciones legislativas nacionales de medio término, atravesadas por la incertidumbre que generan las voces de los mandatarios que piden la suspensión de las PASO, genera mayor nerviosismo en los sectores dirigenciales que entienden que  el año que viene se juega algo mucho más importante que bancas en el Congreso de la Nación.

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