Horas decisivas se viven en el oficialismo tucumano. Desde el gobernador, Juan Manzur, hacia abajo, todos están expectantes a la definición del gabinete y al reparto de los cargos nacionales que dispondrá el presidente electo, Alberto Fernández.

La ansiedad carcome en especial a los dirigentes locales a los que se les pidió un currículum para ser enviado a Buenos Aires. Hace ya tres semanas que las 40 carpetas están apiladas en los despachos de los colaboradores del jefe de Estado electo. ¿A quiénes convocarán y a quiénes descartarán?

Por el momento, la sensación en el primer piso de la Casa de Gobierno es que en los últimos días se cedió terreno. ¿A qué le atribuyen? En parte, Manzur no estuvo en el país en un momento de definiciones. Por el contrario, mantuvo una agenda en Estados Unidos que incluyó reuniones en la OEA, la institución cuestionada por el propio Fernández por su postura en torno a lo sucedido en Bolivia.

El primer indicio de ese retroceso involucra a Pablo Yedlin. El diputado era uno de los dirigentes con mayores chances de conducir el Ministerio de Salud. Sin embargo, terció el kirchnerismo -dicen que la propia vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner– y el número puesto es un viejo conocido, Ginés González García. Así, todo indica que el ex ministro de José Alperovich se quedará en el Congreso.

Otra de las muestras de «debilidad» de Manzur se gestó en el Senado. Y otra vez fue Cristina -¿le estará pasando factura por haber sido uno de los primeros en sepultar al kirchnerismo?-. La ex presidenta eligió a la santiagueña Claudia Ledesma Abdala para que la secunde. Así, la esposa del gobernador Gerardo Zamora será la tercera autoridad del país. Su elección transmite dos verdades. Por un lado, que el mandatario tucumano no tiene injerencia en los tres senadores por esta provincia y, en consecuencia, no tiene nada para ofrecer en la Cámara Alta. Y, por otro, también denota que la llave del poder en el NOA no es patrimonio de Manzur.

El tercer elemento apareció ayer, con la posibilidad de que Beatriz Rojkés de Alperovich sea designada para una oficina diplomática (se menciona a Rusia). Esa versión, en el oficialismo, es interpretada como un mimo de la mismísima Cristina a su amiga, en medio del escándalo que envuelve a su familia por la denuncia por abuso sexual contra su marido, el senador José Alperovich.

Otro elemento de presión lo ejerce La Cámpora, Los «ojos de Cristina» en las provincias pretenden tener injerencia en la distribución de cargos. En especial, en las oficinas locales de los organismos nacionales. Se trata de dependencias estratégicas para el desarrollo de la política diaria: pensiones, jubilaciones, subsidios, asistencia social y medicamentos.

El ex diputado Marcelo Santillán, por ejemplo, podría ocupar la delegación de la Gerencia de Empleo. El bellavistense aspiraba a renovar la banca, pero el propio Manzur le dijo que no en el despacho del intendente bandeño, Darío Monteros, horas antes de definir la lista, en agosto.

Una de las sorpresas de las últimas horas involucra al legislador Daniel Deiana, conductor de la Mutualidad Provincial desde el inicio del alperovichismo. El médico suena para el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). Sus chances suenan en caso de que Mario Cafiero –primer candidato- sea el elegido para la embajada en el Vaticano.

La Anses, el PAMI y la oficina de Desarrollo Social también están en el radar de los kirchneristas tucumanos, aunque la elección de los nombres dependerá de los elegidos a nivel nacional,tal como esta semana en su columna lo publicó Gabriela Baigorrí. Para el Centro de Referencia, se menciona a Luis Romano, del MUP. Jesús Salim, referente de La Cámpora y esposo de la diputada Mabel Carrizo, podría «coordinar» el NOA en el Ministerio del Interior.

Los que aguardan definiciones son los ministros de Desarrollo Productivo, Juan Luis Fernández; y de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin. Ambos podrían mudarse a Buenos Aires. Lo de Yedlin es más concreto: una secretaría en la misma área nacional. En tanto, Manzur aspira a que «Lucho» coordine una oficina ligada a los biocombustibles, teniendo en cuenta que se trata de una política pública central para la producción de caña de azúcar. Si ambos dejan sus ministerios, podría haber movimientos en la Legislatura, ya que Sandra Tirado podría ser convocada para suplir a Yedlin en Desarrollo Social.

Jorge Neme, secretario de Relaciones Internacionales de la provincia, sigue expectante ante la posibilidad de recalar en la Cancillería, atento a su relación con Felipe Solá. El diputado suena como ministro de Relaciones Exteriores.

Lo de Marcelo Caponio aún es difuso. El apoderado local del PJ apuesta a la Secretaría de Asuntos Electorales. Su conocimiento de la materia y su excelente relación con el histórico apoderado del peronismo nacional, Jorge Landau, son su carta de presentación.

Sisto Terán también está a la espera. Manzur quiere al ex vicegobernador de Julio Miranda como nexo en el renovado Plan Belgrano.

En donde dan por sentado que se producirá una baja es en la Secretaría de Comunicación Pública. Ocurre que Valeria Zapesochny tendría decidido regresar a la Capiral Federal (¿iría al Enacom?) y su lugar podía ser ocupado por Mariana Lucenti, actual subsecretaria.

Apurado por retomar las gestiones, Manzur partió esta mañana a Buenos Aires. Allí también están los principales referentes locales de La Cámpora, decididos -y apoyados por Cristina- a que el reparto de nombres y lugares sea consensuado. Además, hay un dato que sintetiza lo decisivo de las próximas horas: el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, también fue convocado a las reuniones que tendrán lugar en la metrópoli.

Fuente: La Gaceta

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