Por Martín Faciano

Una foto en la que se ve al concejal Ricardo Bussi junto a los ediles del Partido Justicialista, Roque «Armando» Cortalezzi, Dante Loza y Juan Luis Pérez ha terminado por salar una herida que todavía no cerró en las filas del jaldismo.

Cabe recordar, que la disminución del caudal de votos cosechados por el Frente Justicialista por Tucumán (FJpT) entre las PASO de Agosto y las elecciones generales de Octubre de 2017, había generado, además de un gran malestar en la mayoría de los dirigentes y militantes del frente, una hipótesis con olor a traición: la teoría del «fuego amigo», que apuntaba al Senador Nacional José Alperovich, como el autor intelectual de un discrecional y premeditado plan de redireccionamiento de votos del FJpT hacia Fuerza Republicana(FR), para perjudicar al Vicegobernador Osvaldo Jaldo, cabeza de lista en la nómina de Diputados Nacionales.

La imagen que muestra al edil de FR, compartiendo asado y vino, entre sonrisas, junto a un grupo de concejales del bloque Tucumán Crece, fue difundida por el diario digital El Tucumano, terminó acrecentando el malestar de un amplio sector de la militancia justicialista que todavía no  logró reponerse de la aprobación por mayoría del pliego de Facundo Maggio, a instancias de la Honorable Legislatura.

Si bien el vínculo entre dirigentes del Partido Justicialista y Fuerza Repúblicana, ha tenido momentos diferenciados en el marco de su relación histórica, las relaciones bilaterales entre ambos espacios se han naturalizado a tal punto que hoy no se puede precisar el momento exacto en que Fuerza Republicana ha terminado convirtiéndose en la pata bussista del peronismo tucumano.

Pero en esta historia, el 2011 aparece como un año crucial, en el cual no sólo los dirigentes del bussismo se incorporaban a los acoples oficialistas (por ejemplo, Javier Morof  y Miguel Brito compartirían lista junto a Roque «Cacho» Cortalezzi, Santiago «Cacho» Cano y Guillermo Gassembauer en el Frente Provincial), sino que también se viralizaba una foto en la que el actual mandatario Juan Manzur, por entonces Ministro de Salud de la Nación y Vicegobernador en uso de licencia, aparecía en un retrato, a los abrazos con Ricardo Bussi, en el marco de un brindis en el que se dejarían ver, además, otros dirigentes de la política provincial.

Por entonces, los dirigentes de primera línea de la sede partidaria situada en Rivadavia 157, abusándose de esa máxima peronista que señala que el movimiento es amplio, recibían con los brazos abiertos a los conversos, chicaneándolos con la teoría del «portador sano». Hoy 7 años después, el pragmatismo y el proceso de  desideologización  que ha venido transitando mayoritariamente la dirigencia del PJ ha llegado a su pico máximo, y pareciera ser que es a la vez, un punto sin retorno.

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