Por Martín Faciano

El peronismo tucumano ha quedado transitando un sinuoso camino después de su interna en las PASO del 12 de septiembre pasado. Es que en menos de una semana las tropas pasaron de un estado de constante ebullición a una confusión generalizada producto de la forzada y necesaria reconciliación de la dupla gobernante, la cual posibilitó la migración del mandatario provincial hacia la Casa Rosada.

Desde entonces, el PJ local empezó a trabajar en la confección de su disfraz de unidad, que finalmente estrenó este fin de semana en las vísperas de la celebración de Halloween, durante la visita a la provincia del Jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, para participar junto al gobernador interino Osvaldo Jaldo, de actos y encuentros con dirigentes de las 3 secciones electorales de Tucumán.

Hasta acá, la dinámica de la campaña no venía siendo muy distinta a lo que fueron las actividades proselitistas previas al 12 de septiembre. Más allá de la concurrencia de los candidatos de las listas que encabezan Rossana Chahla y Pablo Yedlin, no se veía a manzuristas y jaldistas mezclarse en los actos de campaña.

Aunque la dirigencia ya no se encuentre en estado de agitación permanente y en la cúpula de la conducción partidaria hayan dado señales y mensajes más claros, inevitablemente en algunos sectores todavía la confusión perdura, y emulando a los niños que festejan la tradición yanqui para disfrazarse y recolectar golosinas, los dirigentes que anhelan los dulces piensan en la supuesta unidad del peronismo luego de la interna y se preguntan a si mismos ¿Truco o trato?

La reconfiguración del escenario

Con los ya consumados reordenamientos post PASO en (Tucumán y en las otras jurisdicciones donde el Frente de Todos tuvo sus internas), el oficialismo provincial marcha en punto muerto hacia los comicios generales del 14 de Noviembre. Sin embargo, pareciera que en las huestes justicialistas se piensa más en lo que pueda decir el diario del lunes 15 de noviembre,  que en los resultados que puedan arrojar las planillas de escrutinio de ese día.

Al menos en el plano local, nada hace pensar que pueda haber cambios sustanciales después del 14. Se especula con que podría haber un éxodo de funcionarios locales hacia la Casa Rosada, para acompañar en la gestión o para contribuir a un posible armado nacional del gobernador en uso de licencia y actual Jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur. Se da por supuesto que el vicegobernador a cargo del Poder Ejecutivo provincial, Osvaldo Jaldo, tendría más margen para designar algunos funcionarios y ministros, para poder darle su propia impronta a la gestión gubernamental. Pero la política es tan lineal en la comarca, que pase lo que pase y sea cual sea el escenario, no habrá sorpresas… a lo sumo algunos sorprendidos.

Para tener certezas de como se reconfigurará el escenario local habrá que esperar hasta el 10 de diciembre, cuando asuman en sus bancas las y los parlamentarios que resulten electos el 14 de noviembre. Ahí recién el panorama estará más claro y la política local entrará en un letargo hasta el 1 de marzo próximo, cuando indefectiblemente empiece la carrera electoral hacia el 2023.

En el jaldismo siguen insistiendo con que, ahora más que antes, su máximo referente es el candidato natural y que a lo sumo se puede discutir quien lo secundará. En algunos medios nacionales señalan que un número puesto para la sucesión es el candidato a senador Pablo Yedlin, de quien Manzur es primer suplente en la nómina del FdT. No obstante, en los pasillos de la Honorable Legislatura de Tucumán (administrada por el Presidente Subrogante,  Sergio “Burra” Mansilla), aseguran que en el camino de Yedlin podría haber algún  lomo de burro, o  mejor dicho, de burra. Lo único concreto es que a la danza de los nombres, todavía le falta mucha música. Y quizás, también, muchos nombres más aún.

La exaltación de la unidad

Sin duda alguna, Octubre es el mes más importante del calendario peronista. Solo hay 10 días de diferencia entre el «Día de la Lealtad» y el aniversario de la muerte del Presidente Néstor Kirchner. Entre el 17 y el 27 de Octubre, se suelen realizar actividades partidarias que siempre terminan denotando posicionamientos políticos, mostrando acercamientos o evidenciando distanciamientos entre la dirigencia.

De hecho a nivel nacional, por ejemplo, el «Día de la Lealtad» puso en evidencia las tensiones existentes hacia adentro del Frente de Todos. Mientras un sector del kirchnerismo convocó a Plaza de Mayo a un acto junto a las Madres de Plaza de Mayo, la CGT decidió concentrarse el día siguiente en el mismo lugar. Ambas actos fueron masivos y más que como una muestra de apoyo se interpretaron como una interpelación al Presidente de la Nación y del PJ nacional, Alberto Ángel Fernández, quien a través de una carta en clave alfonsinista convocó a los poetas y músicos a llevar su poesía y su música a las plazas del país para celebrar la democracia.

Distinto fue el 27 de Octubre, donde toda la primera línea del gobierno nacional y del PJ nacional, se congregó en un acto en Morón para conmemorar los 11 años del fallecimiento de Kirchner. Allí estuvo Manzur y hasta el mismísimo Jaldo, quien se había trasladado hasta la gran ciudad para reunirse con el Jefe de Gabinete y otros encumbrados funcionarios nacionales.

Cuando el Frente de Todos (como coalición de gobierno) parece una bomba de tiempo, el peronismo expone su debilidad mostrando que en la coyuntura, antes que celebrar la lealtad es más importante mostrar unidad. Aunque en este contexto y en un gobierno de coalición como este, quizás la unidad del peronismo es imposible, al Partido Justicialista también le cabe la máxima de Mirtha Legrand, esa que dice: “Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan. Si te ven bien, te contratan”.

Más allá de la posible sanción que el Frente de Todos podría recibir en las urnas a manos de la ciudadanía en los próximos comicios, la única preocupación real del peronismo de cara al 2023 es que el pueblo vuelva a contratarlo. A todo lo demás «lo vamos viendo».

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