Por Martín Faciano
Luego de la participación del binomio gubernamental en la cena bancaria de fin de año en la Sociedad Rural, ese gesto simbólico del Gobernador Juan Manzur de acercarse a uno de los actores políticos que se mostraron más combativos ante el ex gobernador y actual Senador Nacional José Alperovich, fue entendido por muchos como un mensaje político con un trasfondo profundo. Así entonces, la concurrencia de Juan Manzur y Osvaldo Jaldo al evento organizado por el referente bancario Carlos Cisneros, podría interpretarse como el posible puntapié inicial de un acuerdo político con vistas a las elecciones legislativas nacionales de 2017, pero fundamentalmente en relación a los comicios provinciales a desarrollarse en 2019. En ese sentido, esta lectura podría ser reforzada, si con el mismo criterio se interpreta la ratificación unánime que los legisladores hicieron ayer al acuerdo suscripto entre el Gobernador Juan Manzur y los referentes Bancarios Carlos Cisneros y Eduardo Bourle, por medio del cual se producirá una reparación histórica para con 200 bancarios jubilados que no habían sido transferidos por la Provincia a la Anses.
Dirigentes afines al canismo, aseveran con total seguridad que la Asociación Bancaria apoyará eventualmente a José Cano en el caso de que el mismo dispute la próxima gobernación. Como si pasaran por alto que hay sectores del peronismo que no tienen pretensiones de ir nuevamente detrás de un radical,o que no están dispuestos a ser furgón de cola en el macrismo. Todo esto en un contexto en el cual la conducción nacional de La Bancaria, de la cual forma parte Cisneros, se encuentra en pie de guerra ante el gobierno nacional. A su vez, desde hace un tiempo que los anhelos de algunos sindicalistas consisten en dejar de ser la columna vertebral del movimiento, para pasar a ser la cabeza del mismo.
Lo concreto es que desde aquella cena para acá, se viene instalando desde lo mediático y desde algunos estratos en el plano de lo político, la idea de la posible intención de Juan Manzur de buscar la reelección en 2019 para mantener su poderío hasta el año 2023. De hecho, ya desde el macrismo lo vienen dando por seguro, e incluso aseguran que Cano sería su contrincante. En declaraciones a La Gaceta, el presidente Macri había señalado que Manzur no accede a la reforma electoral porque no se tiene fe contra Cano en 2019. Además el mandatario nacional aseveró que el titular del Plan Belgrano será el candidato de Cambiemos para ese entonces, dando a entender que las candidaturas para los comicios del año que viene quedarían libradas al azar de la interna del ApB.
Podrá todo esto, el 2019 incluso, parecer lejano o algo bastante abstracto. Podría ser esta sola idea desestimada y negada como una supuesta proyección de futurología, pero si en última instancia esa posibilidad, que con el paso del tiempo se muestra como algo cada vez menos remoto, se materializa como una alternativa real, la única salida posible para que el mandato de Manzur no sea la mera transición garantizada para el retorno de Alperovich, será enfrentar a José Cano en 2.019. Y para que esto pase, el presidente del Zicosur, deberá hacer una “rosca” magistral bien leudada, que requiere de una cocción lenta y muy precisa, que se debería empezar a preparar desde ayer, y que debería involucrar a la mayor cantidad de actores que conforman el mapa político provincial, y en ese aspecto los gremios son claves.
Algunos más escépticos, señalan que en realidad la supuesta disputa tácita e implícita entre Alperovich y Manzur, es en realidad parte de un acuerdo entre ambos que funciona como barrera de contención, que permite cerrar con los dirigentes vinculados al justicialismo provincial, siempre adentro. Otros mas aventurados señalan como un buen síntoma de ruptura con el orden anterior la capacidad de Manzur para cinturear, no sacar los pies del plato y mantener su relativo liderazgo como uno de los gobernadores del FPV que a pesar de sus condicionamientos políticos y económicos, no firma en la Casa Rosada ningún cheque en blanco
