Alberto Fernández encabezó este miércoles un acto por el Día de la Militancia en Plaza de Mayo, donde anunció que buscará acuerdos amplios con la oposición, pero descartó hablar con Mauricio Macri y Javier Milei, en un claro intento de alimentar la interna de Juntos, tensionada entre los blandos que lidera Larreta y ala dura del ex presidente y Patricia Bullrich, de contacto fluido con el economista.

El acto que organizó su amigo Jorge Albistur junto a la CGT y el Movimiento Evita, fue un tour de force del peronismo más tradicional para fortalecer a Alberto tanto en la tensión interna con Cristina, como en un plano más general luego de la fuerte derrota electoral del domingo.

También reclamó a los propios mantener la unidad, pero sin eliminar los debates internos, en lo que pareció la confirmación de que en 2023 habrá primarias en todos los niveles. «Los matices y las diferencias empecemos a ponerlos sobre la mesa para que podamos llegar al año 2023 con toda la fuerza que necesitamos. Mi aspiración es que desde el último concejal hasta el Presidente los elijan primero los compañeros», reclamó.

Pero el párrafo de la convocatoria a la oposición fue tal vez el que más respuestas genere. «He pedido en este tiempo que se inicial, que algunas políticas básicas podamos construirlas entre todos, también con los que no piensan como nosotros», remarcó.

«Y escucho las respuestas. Si Macri no quiere hablar, que se quede con sus amigos haciendo negocios. Si Milei no quiere hablar: que se quede encerrado con aquellos compañeros que tiene, que reniegan de la diversidad y reivindican el terrorismo de Estado. Nada que hablar tenemos que con ellos», diferenció.

Aludió a Victoria Villarruel, diputada electa con Milei, presidenta del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), una organización que reclama investigar episodios de violencia de los movimientos revolucionarios previos al golpe de Estado de 1976.

El contenido albertista del encuentro fue evidente, al punto que como reveló LPO, estuvo acicateado desde el inicio por la CGT que insiste en pedirle al Presidente que tome distancia de Cristina. De tomas maneras, Máximo Kirchner y Andrés Larroque lideraron una importante columna del kirchnerismo, que eligió quedarse en la plaza, abajo del escenario.

La puesta en escena a la que contribuyeron gobernadores e intendentes busca mantener el «impulso» de la recuperación electoral en la provincia de Buenos Aires y desde ese lugar instalar la reelección de Alberto. De hecho, luego del acto, el Presidente convocó a los intendentes del Conurbano a compartir un asado en la Quinta de Olivos.

También se reservó un tramo del discurso para poner en valor la recuperación económica, carta que el Gobierno aspira a potenciar en los últimos dos años de mandato para tener chances de pelear la reelección.  «Argentina es una de las economías que más crece en todo el mundo, las pymes toman gente y hay 600 mil trabajadores suspendido que están trabajando», afirmó y agregó «los sueldos le ganaron a la inflación y lo empleados no pagan el impuesto a las ganancias», una ley que formó parte del paquete de «alivio fiscal» de Sergio Massa, que se movió cerca del palco junto a los ministros.

En el tono de «ganar perdiendo» que el oficialismo instaló desde la noche del domingo cuando se confirmó que la elección en la provincia iba a ser más ajustada de lo previsto, Alberto afirmó: «El triunfo no es vencer sino nunca darse por vencido. No nos han vencido porque tenemos más ganas», afimó y acusó a quienes «se prepararon para que esta semana sea una estallido en Argentina. Tuvimos especulación con el dólar. Vimos como nos avisaron que iban a terminar con las indemnizaciones, o como soñaron con manotear la presidencia de la Cámara de Diputados. Hasta un periodista dijo que iba a haber asamblea legislativa».

Fuente: La Política Online

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